- El mediodía, punto álgido del día grande
- Participación de comparsas de varias localidades
- Muestras de cariño en cada rincón
- Encuentro entre santas en la Magdalena
- Una jota final y un baile para el recuerdo
- Entre la devoción y los gestos políticos
- Una jornada que ya forma parte de la historia de Tudela
Tudela ha vivido este 26 de julio uno de los días más esperados y sentidos de sus fiestas patronales. Desde bien temprano, antes de las siete de la mañana, el Casco Antiguo se llenó de silencio devoto y emoción contenida con la procesión de Santa Ana La Vieja, esa que para muchos vecinos marca uno de los momentos más íntimos y especiales de las fiestas. La emoción fue creciendo con el paso de las horas hasta estallar al mediodía, cuando Santa Ana recorrió las calles principales del Casco Históricoa rodeada de aplausos, cánticos y una ciudad volcada.
El mediodía, punto álgido del día grande
Y así fue. A las 11:50 horas, la imagen de Santa Ana salió de la Catedral, precedida por San Joaquín y arropada por la Corporación Municipal, la Banda de Música de Tudela, los Gaiteros, Txistularis, la Comparsa de Gigantes y Cabezudos y el Grupo Municipal de Danzas. La calle Portal se convirtió en un mar de gente, y los balcones vibraban con el paso solemne de la santa.
Participación de comparsas de varias localidades
Esta vez, como novedad, abrían el desfile las comparsas de gigantes que participaron en 1975 en la primera concentración organizada por la Orden del Volatín, una estampa que no se repetía desde hacía medio siglo. Faltaron Pamplona y Sangüesa, pero estuvieron presentes figuras de Cascante, Corella, Fitero, Olite, Tafalla y, por supuesto, Tudela. En total, 32 gigantes y los Gaiteros de Tudela abrieron paso a la patrona, un guiño al recuerdo y a la historia.
Muestras de cariño en cada rincón
Durante el recorrido, Santa Ana fue recibiendo muestras constantes de afecto. Desde jotas cantadas desde balcones en la calle Portal o la plaza de la Magdalena, hasta pétalos de rosas que caían desde las alturas en San Salvador y la plaza Mercadal.
También se vivieron escenas de respeto y paciencia cuando la comitiva tuvo que detenerse para permitir el avance de los cientos de fieles que querían caminar cerca de la imagen. Entre ellos, muchos con cirios y ramos de albahaca, siguiendo una costumbre que sigue viva año tras año.
Encuentro entre santas en la Magdalena
Uno de los momentos más esperados llegó a las puertas de la iglesia de la Magdalena, cuando Santa Ana se paró frente a Santa Ana La Vieja para corresponder al saludo que esta le había hecho por la mañana. Un instante cargado de simbolismo que arrancó aplausos y alguna lágrima entre los presentes.
Una jota final y un baile para el recuerdo
Ya en la plaza Vieja, antes de regresar a la Catedral, Santa Ana recibió el último homenaje musical del día: una última jota, sentida y a pulmón, ofrecida por una vecina de Tudela. Poco después, los Gigantes de Tudela le dedicaron un baile que cerró una jornada repleta de emoción.
Entre la devoción y los gestos políticos
No todo fue religioso ni simbólico. También hubo miradas políticas. El alcalde, Alejandro Toquero, desfiló junto a la comitiva municipal y recibió aplausos en varios puntos del recorrido, aunque también pitos —particularmente entre las calles Leache y Carnicerías—, prueba de que la política nunca está del todo ausente, ni siquiera en el día más grande de la ciudad.
Una jornada que ya forma parte de la historia de Tudela
Este 26 de julio va a ser de esos que no se olvidan. Porque ha tenido de todo: emoción, tradición, música, abrazos, pétalos, jotas cantadas con el corazón y hasta saludos entre santas. Porque Santa Ana no es solo la patrona, es como esa abuela a la que todos quieren ver, seguir y cuidar. Y hoy, una vez más, ha salido a pasear por Tudela rodeada de su gente, de generaciones que la acompañan desde siempre. Entre aplausos, vítores y alguna lágrima, la ciudad le ha dicho lo de siempre: que la quiere, que la espera y que, mientras haya fiestas, Santa Ana estará en el centro de todo.