- De una cuadra a una peña
- Fiestas con pancarta, bombo y mucha vida
- Deporte, arte y cultura: los hitos de una peña inquieta
- Una manera de vivir que se apaga
- Vida en la peña
- Nombre, vestimenta, vínculos con otras peñas y presidentes
A Mariano Belloso, Ángel Buñuel, Francisco Roda y Javier Fraile los conocen en su peña como “los reyes de las pochas y del zurracapote”. No es para menos: hace 50 años, cuando Tudela era otro lugar y el espíritu festivo se vivía de otra manera, fueron ellos —junto a otros jóvenes tudelanos— quienes pusieron en marcha la Peña Ciudad Deportiva. Lo hicieron con mucha ilusión y con un objetivo claro: tener un espacio propio desde el que vivir las Fiestas de Santa Ana con intensidad y compromiso.
De una cuadra a una peña
La idea surgió de forma sencilla: “Estábamos en el Barrio de Lourdes, en la Asociación Deportiva Tudela”, recuerdan. “Un año hubo que bajar a Tudela con las charangas y se buscó un local. Se encontró uno donde estaba el Bar Moncayo 1, que estaba cerrado. Se pidió al dueño y nos lo cedió para fiestas. La luz la cogimos de mi suegro que vivía arriba”, cuenta uno de los socios fundadores.
Tras aquella experiencia, decidieron dar un paso más. “Agustín García (primer presidente de la Peña Ciudad Deportiva) decía: ‘¿Por qué no hacemos una peña y bajamos a Tudela?’”, rememoran. En noviembre de 1974 alquilaron una antigua cuadra en la calle Portal. “Aquí había un pesebre, una bicicleta colgada y unas telarañas que llegaban hasta abajo. Estuvimos trabajando aquí como cabrones, todo el día”, señalan. En junio de 1975 inauguraron la peña con 24 socios fundadores.
Fiestas con pancarta, bombo y mucha vida
Aquel Tudela de los años setenta bullía de ambiente. “El chupinazo era en la plaza del Ayuntamiento, mucho más pequeña, y salir de allí te costaba la vida. Pero salías”, recuerdan. “Antes la gente se enganchaba a las charangas. Te oían, se levantaban y te aplaudían”.
Los fundadores hablan con orgullo de aquel sentimiento colectivo que impregnaba las fiestas. “Cada peña quería bajar la penúltima o última en la bajada de toros. El primero no quería nadie. Al final, se hacía sorteo. El último día, bajábamos todas juntas”.
El ritmo era agotador. “Te levantabas a las seis de la mañana, ibas a por los músicos, subías al encierro, bajabas tocando, almorzabas en la peña, hacías barra, ibas a los toros, y otra vez a la barra. Volvías a casa cuando podías”, explican.
En la Peña Ciudad Deportiva, las tradiciones siguen vivas. “El 24 de julio sigue la pochada. Nos juntamos dos mesas y quien quiera viene a comer pochas. Es sagrado”, cuentan orgullosos.
Deporte, arte y cultura: los hitos de una peña inquieta
La Peña Ciudad Deportiva no ha sido solo fiesta. Desde sus inicios, ha estado vinculada al deporte y la vida cultural de Tudela. “El Club de Ciclismo Muskaria nació aquí”, apuntan. También organizaban el Cross de San Francisco Javier, un concurso de pintura en Semana Santa o incluso llegaron a tener un equipo femenino de baloncesto.
“El patinaje fue lo último fuerte: artístico, hockey, carreras… Teníamos monitores preparados”, explican. “Yo me he cansado de reparar patinetes”, recuerda uno de los socios fundadores entre risas. Hasta el patinódromo fue una iniciativa suya. “Se pidió al Ayuntamiento y nos lo cedieron. Igual que un campo de fútbol junto al IES Benjamín de Tudela. Hasta las porterías y el vallado conseguimos”.
Y no solo eso: también fueron pioneros en celebrar homenajes durante las Fiestas de Santa Ana, como el del Tudelano Popular, iniciativa que posteriormente intentó quedarse el Ayuntamiento, aunque sin éxito. Según relatan, las Jornadas de la Verdura, de alguna manera, "también empezaron con la Ciudad Deportiva. Bajábamos a Zaragoza, al hotel Gayarre, a hacer cenas de verdura en las que participaba incluso el alcalde”, rememoran.
Una manera de vivir que se apaga
Sin embargo, con el paso de los años, el sentimiento peñista ha ido perdiendo fuerza. Dos de los actuales directivos, Moncho Díez e Íñigo Torrents, reconocen que “el sentimiento peñista se está perdiendo, la gente viene, come y se va". Y los socios fundadores lo corroboran: “Antes había menos cosas, pero más imaginación. Veníamos de trabajar y abríamos el bar toda la semana. Con pepinillos, cacahuetes, farias… y barra todos los días”.
Hoy cuesta hacer turnos, apuntan Díez y Torrents. “Somos 47 socios y hay problemas para cubrirlos. Antes había implicación. La gente empujaba. Ahora hay otras prioridades”, señalan.
Vida en la peña
Entre las anécdotas personales, destaca la de Javier Fraile: “Estaba montando un espejo en la peña y mi mujer se puso de parto. Me avisaron, la llevó un amigo al hospital… y me dijeron: ‘vas a tener un hijo’. Vivíamos en la peña”.
Durante años, la Ciudad Deportiva fue un punto de encuentro cada fin de semana. “Los viernes, sábados y domingos había ambiente. En Nochevieja preparábamos un calderete de champán”, recuerdan. “No existía el Día de Reyes. Lo nuestro era Nochevieja”.
Nombre, vestimenta, vínculos con otras peñas y presidentes
El nombre de la peña venía dado: era el de la antNombre, vestimenta, vínculos con otras peñas y presidentesigua Asociación Deportiva Tudela. La vestimenta, formada por un chaleco blanco y rojo con el escudo bordado, les diferencia del resto. Con el resto de peñas, la relación siempre fue excelente. “Entrábamos en la Teba, la Teba venía aquí, igual que El Mantazo…”.
La lista de presidentes da buena muestra de la vida activa de esta peña: Agustín García (en dos ocasiones), Paco Roda, Eduardo Serrano —el que más años la presidió—, David Inaga, Chema de la Osa, Jorge Ruiz, Ismael Hernández, Isabel Vicente de Vera, Íñigo Iturre y Moncho Díez, que repite actualmente en el cargo.
Cincuenta años después, la Ciudad Deportiva sigue siendo un ejemplo de compromiso, de raíces y de amistad. “Lo que hacían estos da cierta envidia", reconocen Moncho Díez e Íñigo Torrents. Y mientras siga habiendo pochas el día 24, brindis con zurracapote y socios que se emocionan contando batallas, la peña seguirá muy viva en Tudela. “El zurracapote siguen preparándolo ellos y el 24 de julio seguimos con la pochada. Nos juntamos dos mesas y quien se acerca a la Peña Ciudad Deportiva puede comer pochas”, cuenta orgulloso Moncho Díez.