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Qué ver en Villafranca: los cinco lugares imprescindibles

Tudelahoy te ofrece una lista de sitios que debes ver cuando te acerques a visitar la cuna del Barroco de Navarra

Vista aérea de Villafranca
photo_camera Vista de Villafranca.

Villafranca, localidad situada a 25 kilómetros de Tudela, es la cuna del Barroco de Navarra. Durante el periodo que comprende los siglos XVI y XVIII fue cuando esta localidad ribera adquirió la riqueza arquitectónica de la que se caracteriza.

Se construyeron en aquellos siglos todos los ejemplos de arquitectura civil y religiosa, claramente representativos del Barroco navarro: Casas señoriales, Mansiones, Parroquia, Ermitas, Convento, etc.

En aquellos 300 años la villa se fue expandiendo y las primeras calles de la zona del castillo (Mesón, Muro, Verde, Paja…) dieron paso a la estructura que prácticamente llega hasta los inicios del siglo XX: Alrededor de ocho calles que emergen desde la zona antigua y que son atravesadas por varios cruceros (Crucero Ancho, Crucero Angosto y Crucero del Portal) y que serán delimitadas, con el paso el ferrocarril, a fines del XIX.

LUGARES DE INTERÉS

Casa Consistorial

Edificio de planta rectangular de ladrillo macizo, compuesto por bajos con soportales, primer piso y ático con la clásica hilera de arquillos. Proviene, por su estructura, de los siglos XVII-XVIII. En los siglos XVI y XVII, el Ayuntamiento andaba errante, incluso se llegaron a utilizar dependencias del antiguo hospital de la misma plaza como lugar de plenos (Lo que hoy es el Casino Gayarre).

Este viejo caserón permaneció durante mucho tiempo inalterable en su estructura y distribución interna. A finales del XIX se reformó interiormente como consecuencia de su hundimiento. En los años sesenta se sometió de nuevo a obras adaptando su distribución interna. Hace unos años fueron sustituidos los dos escudos de la fachada puesto que estaban totalmente erosionados. Una última reforma interior ha adaptado su distribución a las necesidades actuales propias de un edificio administrativo.

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Palacio de los Bobadilla

Construcción monumental por sus inmensas proporciones, por lo que es considerado un ejemplo sobresaliente del barroco ribero. Levantado con ladrillo macizo cara vista a las fachadas exteriores, data de finales del siglo XVII o comienzos del XVIII. Cuenta con numerosos sótanos, dos plantas y un ático. En la fachada que queda al Poniente se sitúa la puerta principal, adintelada de piedra, con un balcón en su parte superior, montando sobre tres ménsulas de piedra. Hay una hornacina entre pilastrillas, coronada con tímpano curvo, donde se albergó una imagen. La típica galería de arcos de medio punto cuenta con decoración geométrica, y la cornisa, de madera, ha sido completamente reconstruida. Es propiedad municipal y se ha ido restaurando recientemente en varias fases (tejado, plantas) por medio de una escuela-taller que precisamente mantiene su sede y aulas en el interior, moderno y funcional, con una vistosa escalera, también rehabilitada.

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Parroquia de Santa Eufemia

El actual edificio parroquial sustituyó al anterior del XVI que, a su vez, supuso una reforma de otro gótico del XIV, del que no queda más resto que la portada de acceso de arco apuntado y la capilla situada bajo la torre.

Partiendo de finales del XVII y durante la primera mitad del XVIII, en distintas fases, se va construyendo el templo tal como lo conocemos hoy; incluso la última capilla se construirá a primeros del XIX.

Iglesia típicamente barroca, con planta de cruz latina, de nave única, cabecera rectangular y crucero marcado, que adquiere una mayor proyección con el añadido de las capillas del Rosario y de San Francisco Javier. En los muros de la nave se abren otras capillas y a sus pies, en alto, se ubica el coro. Se cubre con bóveda de medio cañón con lunetos y el crucero con cúpula sobre pechinas. Muchos son los rasgos barrocos, tanto en los elementos arquitectónicos (las pilastras cajeadas, la cornisa muy proyectada o los capiteles volumétricos) como en los ornamentos (trabajos de yesería que remarcan ventanas, pechinas o cúpula, dando particular protagonismo a la luz).

Su exterior resalta por su magnífica fábrica de ladrillo, en la que sobresale el encadenamiento rítmico de sus volúmenes nítidos y rotundos entre los que emerge la forma vertical de la torre, inspirada en la de la catedral de Tudela. De bella factura, se alza sobre un basamento de sillar, con tres cuerpos cúbicos y un cuarto octogonal, sobre el que se sitúa una balaustrada. En ella tuvo lugar un trágico episodio durante las guerras carlistas.

En el interior cuenta con un rico conjunto de retablos que abarcan una amplia cronología. El retablo mayor, claramente barroco, muestra con gran espectacularidad el martirio de santa Eufemia. Los laterales están dedicados a San Miguel y San Esteban, albergando un elegante busto relicario de la patrona, pieza renacentista de fines del XVI. En las capillas del crucero se encuentran el más reciente, el neoclásico de San Francisco Javier, y por otro lado el retablo del Rosario. Éste último, con una hermosa reja barroca delante, es un bello ejemplar churrigueresco con columnas salomónicas y exuberante decoración que alberga la imagen titular anterior a la renovación barroca de la Parroquia. Otros retablos son: el de San Isidro, el de San Ramón Nonato (con una talla de la Virgen del Castellar, gótica del siglo XV) y el de las Ánimas.

Conviene resaltar además: un lienzo de Berdusán de San José con el niño, la sillería del coro, los restos de un órgano barroco del XVIII, la cajonería de la sacristía que guarda objetos de culto, misales y bellos bordados del mismo siglo. Y finalmente, un pequeño museo ubicado en la sacristía que acoge entre otros objetos, los pasos de la procesión de Semana Santa (entre ellos destaca una talla barroca del Cristo a la columna), un lavabo de jaspe (XVIII), esculturas barrocas en madera sin policromar, piezas de platería (un Cáliz del XVI), o misales y cantorales de gran tamaño y valor documental.

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Convento de los Padres Carmelitas Descalzos

Fundación: 14 de febrero de 1734, con unos larguísimos prolegómenos iniciados doce años antes.

Mecenas y bienhechores: don Miguel de Arce y Balanza, doña Teresa de Guirior y don Ignacio Francés, entre otros.

Localización primitiva: casa particular en el hospicio de la localidad desde 1723.

Exclaustración: 1835.

Restauración: 1893.

Complejo conventual: construido entre 1734 y 1765 con la intervención de los tracistas de la orden fray José de los Santos y fray Antonio de Santa Teresa. La iglesia se inauguró el 17 de octubre de 1762, fecha en que se trasladó el Santísimo Sacramento, si bien las obras finalizaron tres años más tarde. Conserva tres hermosos retablos de la etapa rococó realizados por los maestros del taller de Estella Lucas de Mena y su suegro Dionisio de Villodas que los ejecutaron entre 1769 y 1772.

El convento de los padres Carmelitas Descalzos de Villafranca se compone de convento, iglesia, huerta y patios descubiertos y tiene una extensión de 3.120 metros cuadrados. La fachada del edificio está construida en ladrillo y dividida en dos cuerpos. En el cuerpo inferior se sitúa el pórtico, formado por tres arcos de medio punto, sobre el que se abre una hornacina que alberga la imagen de la Virgen del Carmen. Sobre esta hornacina hay una ventana y, a los lados, se ven dos escudos de armas. Corona el conjunto un tímpano curvo entre aletones. En el lateral se ve una espadaña (campanario) con dos arcos de medio punto.

El edificio está incluido dentro de la catalogación de edificios sujetos al Patrimonio Arquitectónico del Departamento de Cultura y Turismo (Institución Príncipe de Viana), por lo que todas las obras que se quieran realizar en el mismo, deberán quedar sujetas a las normas establecidas por dicha institución.

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La iglesia de la Virgen del Portal

La iglesia del Portal se levanta en el centro de la población y es un edificio del siglo XVI transformado en el siglo XVII. Sigue el esquema de iglesia conventual con planta de cruz latina cubierta por bóveda de lunetos y cúpula en el crucero. Una exuberante decoración de yeserías anima esta estructura; digno complemento, retablo mayor, también barroco de finales del siglo XVII. Éste se ha puesto en relación con la obra de Francisco Gurrea por el ritmo y lenguaje de sus elementos decorativos. Contiene lienzos barrocos del taller de Vicente Berdusán.

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