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Concentración en Tudela para conmemorar el Día de la República

Medio centenar de personas se han congregado en la plaza de los Fueros entorno a una pancarta con el lema 'El futuro es República'

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photo_camera Concentración en Tudela para conmemorar el Día de la República. Foto: Jesús Marquina

Para las y los republicanos, el 14 de abril de cada año tiene un especial significado. Fue en esta fecha de 1931 cuando se proclamó la II República derrocando la monarquía de Alfonso XII. Recordemos que fue sin violencia. España se acostó monárquica y se levantó republicana por los votos de la gente. Con ello se inició un ciclo de libertad y democracia. Pese a las contradicciones que se generaron en el seno de las izquierdas; por encima de fallos que sí hay que tener en cuenta, pero que no anulan los numerosos aciertos; por encima de la ofensiva frontal de las fuerzas reaccionarias, la República consiguió logros históricos en la redistribución de las tierras, la educación, la cultura... La República española de 1931 fue referente en el avance de derechos de las mujeres, derrochó esfuerzos por la alfabetización, por llevar el teatro a cualquier rincón con las misiones pedagógicas, la República exportaba cultura y era símbolo de modernidad en todo el mundo.

Después del violento golpe militar de 1936, en la larga y cruenta noche del franquismo, la bandera de la República fue el referente de la lucha contra la dictadura para miles de militantes de izquierdas que, poniendo en riesgo su libertad y sus propias vidas, se enfrentaron, nos enfrentamos, a los desmanes del régimen. Las múltiples opciones políticas de izquierda discrepábamos en las propuestas políticas e ideológicas, pero el horizonte republicano era conjuntamente compartido. La libertad estaba asociada a la República.

En la década de los 60 fueron incrementándose las movilizaciones contra el régimen, pero no fueron lo suficientemente importantes como para provocar una ruptura con el franquismo. A partir dela muerte de Franco se inició una transición condicionada por esa situación. La instauración de la monarquía parlamentaria dio lugar a la Constitución de 1978, norma que rige nuestro actual sistema político.

Más allá de nuestra valoración sobre lo adecuado o no de las decisiones adoptadas en su momento por las izquierdas que protagonizaban el escenario político, lo cierto es que la democracia española se ha abierto camino. Pero ha transitado lastrada por las herencias franquistas que quedaron sin depurar en las instancias judiciales, aparato de Estado, ejército, fuerzas de seguridad, las grandes fortunas que se generaron expoliando a la población, la memoria democrática que todavía hay que seguir construyendo porque no se hizo en su momento... En definitiva, es preciso seguir avanzando en la consolidación y ensanchamiento de la democracia.

Al margen de las particularidades de cada país, en la actualidad, las más elementales exigencias democráticas demandan que todas las instancias políticas encargadas de gestionar el poder sean elegidas democráticamente, incluida la jefatura del Estado. Hay herencias medievales que han quedado incrustadas en nuestro sistema político hasta nuestros días y en algún momento habrá que cambiarlas. Por ejemplo, el hecho de que el cargo de rey sea hereditario y que la Constitución afirme que "la persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad"

El estatus privilegiado de los monarcas ha dado cobertura a todo tipo de desmanes a lo largo de su existencia: corrupción a gran escala, opacidad absoluta, despilfarro, ostentación y prerrogativas que les permite estar por encima de la ley.

Es necesario denunciar una y otra vez el carácter antidemocrático y corrupto de la institución monárquica, pero no es necesario esperar a la proclamación de la República para "hacer república". Tenemos que construirla palmo a palmo desde nuestros días, difundiendo sus valores de igualdad, solidaridad, de lucha contra las injusticias, por el feminismo, contra el cambio climático, contra todo tipo de guerras. Cada paso que damos en esta dirección, más cerca estamos de nuestras aspiraciones republicanas. Eso es lo que estamos haciendo hoy aquí.

Cambiar este sistema político reclama un nivel de conciencia y predisposición ciudadanas lejos de nuestro alcance en estos momentos, a pesar del desprestigio del rey emérito y con ello de la monarquía, que produce rechazo especialmente entre las personas jóvenes, que ven cada vez más injustificable y contraproducente su existencia en el entramado democrático. A ello contribuye de manera especial el hecho de que, de un tiempo a esta parte, salgan a la luz los escándalos financieros en los que están implicados el rey emérito y otras personas que forman o han formado parte de la Casa Real. Pero los partidos mayoritarios y su electorado sostienen la monarquía sin exigir responsabilidades por sus irregularidades.

Es necesario denunciar una y otra vez el carácter antidemocrático y corrupto de la institución monárquica, pero no es necesario esperar a la proclamación de la República para "hacer república". Tenemos que construirla palmo a palmo desde nuestros días, difundiendo sus valores de igualdad, solidaridad, de lucha contra las injusticias, por el feminismo, contra el cambio climático, contra todo tipo de guerras. Cada paso que damos en esta dirección, más cerca estamos de nuestras aspiraciones republicanas.

Como cada 14 de abril, levantamos nuestra voz y nuestra bandera para reivindicar una república que nos aleje de visiones nostálgicas de un supuesto pasado idílico que hayamos de recuperar. Una república que habrá aprendido de los errores cometidos, que recoja los importantes valores positivos que tuvo la II República y ofrezca un nuevo horizonte de esperanza adecuado a las necesidades actuales de la sociedad.

En este recorrido que hacemos para abrir nuevos caminos, siempre tendremos el recuerdo, el cariño y el reconocimiento para quienes defendieron la democracia y pagaron con exilio, cárcel y muerte su defensa de la II República. Una vez más, queremos rendirles nuestro más sentido homenaje. Trabajaremos cada día por mantener su memoria y dignidad vivas frente a quienes se empeñan en someterlas al olvido o se confabulan para tergiversar lo sucedido antes, durante y después del golpe militar de 1936. Después de 45 años de democracia, seguimos desenterrando cadáveres de las personas fusiladas que todavía permanecen en las cunetas. Y ello se viene haciendo por el empeño y el trabajo ingente, generoso y discreto, de personas organizadas en colectivos como Txinparta-Fuerte de San Cristóbal o la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra (AFFNA-36), que llevan décadas trabajando para que la Memoria de aquel terrible pasado de masacre y dolor no fenezca en el olvido.

Por su memoria y porque el futuro es República, damos lectura a algunos versos que corresponden a poemas sentidos y escritos por gente republicana.