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Jesús Manuel Puertas gana el certamen de microrrelatos en memoria de Javier Martínez Llort

El relato 'Sol y Sombra' se impone en la 14ª edición de un certamen que también ha premiado a Inma Benítez y ha reconocido a Félix Esáin con una mención especial
entrega de premios del XIV Concurso de Micorrelatos en memoria de Javier Martínez Llort
photo_camera Entrega de premios del XIV Concurso de Micorrelatos en memoria de Javier Martínez Llort.

Jesús Manuel Puertas Ruiz ha sido el ganador del XIV Concurso de Microrrelatos organizado por la Peña Andatu de Tudela en memoria de Javier Martínez Llort gracias a su obra 'Sol y Sombra', un relato ambientado en la plaza de toros que habla del paso del tiempo, los vínculos familiares y la persistencia de las emociones compartidas. Como primer clasificado, ha recibido un premio dotado con 175 euros, además de un pañuelo de la Peña y un pelúdico aportado por la familia y amigos de Javier.

El segundo premio, con una dotación de 75 euros, pañuelo y pelúdico, ha recaído en 'Le Flipé' ('El Flipáo'), de Inma Benítez Sesma, una historia cargada de humor costumbrista que mezcla las fiestas tudelanas con personajes pintorescos y situaciones surrealistas. El jurado también ha decidido conceder una mención especial a Félix Esáin Ibiricu por 'Pobre de Mí', un microrrelato festivo, nostálgico y visceral que evoca el final de las fiestas. 

Los tres autores galardonados son tudelanos. La entrega de premios tuvo lugar en la sede de la peña, dentro de los actos previos a las Fiestas de Santa Ana, y se enmarca en el homenaje anual que la Peña Andatu lleva a cabo para mantener vivo el recuerdo de Javier Martínez Llort.

Primer premio: 'Sol y Sombra', de Jesús Manuel Puertas Ruiz (Tudela)

Con gesto serio, otea la grada Sol, recordando cuando antaño, manchaba la Chata con su juventud. Detiene la mirada en el tendido 6. Allí, divisa a su hija, dando palmadas al aire mientras canta “Nada fue un error”, de Coti. Él cambia el gesto: ese gesto que reconoce a un ser amado en el tumulto. La sigue observando con nostalgia. Le molesta el calor, pero más aún el paso del tiempo.

Para él, en la sombra, el tiempo pasa más despacio. Para ella, en el sol, el caos tiene ritmo y el calimocho, voz.

Cuando termina la corrida, ambos bajan al coso. Ella lo ve y cambia el gesto: ese gesto que reconoce a un ser amado en el tumulto. Su padre lo nota y su alma sonríe. Ella corre hacia él para abrazarlo, con una motricidad discutible y un espagueti colgándole del hombro. Él acoge el abrazo sin perder de vista el espagueti. Y ahí, sobre la arena, comparten bota y anécdotas.

En ese gesto, la fiesta sigue.

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Jesús Manuel Puertas lee 'Sol y Sombra', ganador del XIV Concurso de Microrrelatos en memoria de Javier Martínez Llort.

Segundo premio: 'Le Flipé' ('El Flipáo'), de Inma Benítez Sesma (Tudela)

—¿Pog donde se va a Castildetiega?

Lo miré como hubiera mirado a Toquero bailando un aurresku. Ese tipo pegaba en la Serralta del día del txupinazo lo que Serrat en un concierto de Bad Bunny. Trajeáo como un banquero, con la mochila a la espalda y unas sandalias de trekking. Buscaba, me dijo, un lugag donde alquilagan bicicletas. Y yo le dije que eran fiestas y estaba todo cerráo. Y que si quería una bici le daba la de mi sobrino, que llevaba siglos arrinconada en el trastero de la casa de mis padres.

Hizo un gesto de extrañeza y me dijo que quería pagarla y yo le dije que nanai. Pero se puso tan pesado que le dije que vale, que aceptaba cien euros. De modo que enfilamos hacia la Rúa y nos cruzamos con los gigantes. Se detuvo, pasmado, ante Catalina de Foix y le preguntó a un gaitero que cuánto pedían por ella. Este le respondió que no estaba en venta y el tipo se contrarió bastante. Me lo llevé entonces al Dorondón, que sabía que tenía figuritas, y compró todas las que quedaban en el establecimiento. Bueno, de hecho, también compró el local. Y el edificio. Y en lugar de a Castildetierra se fue a su casa, vendió todo lo que tenía y ahora vive en Yanguas y Miranda.

La última vez que lo vi me dijo que está montando su pgopia compagsa de gigan.

Mención especial: 'Pobre de Mí', de Félix Esáin Ibiricu (Tudela)

Se me escaparon un par de lágrimas; un par de ellas envueltas en alcohol, qué os pensáis, una por la juerga que me iba a montar con la puñetera vela y la otra, por el congojo de que fuera más larga la cogorza que las fiestas. Ese instante en que meneas el cogote al ritmo de la revoltosa, toda la plaza te da volteretas y vuelven entre esbozos de sonrisas el vermú torero del veintiséis, la paliza que le di al tabernero con un “gintonic” cargao y ese no saber hablar de nada en concreto, la noche del venticuatro.

Cogiendo aire de sopetón como queriendo meterme en un momento todos los instantes de la fiesta y llenarme de blanco y rojo para siempre, aunque sea de ese blanco sucio que da asco o esa faja roja tirando a escarlata que está para tirar; del lamparón infame de un tintorro peleón, aquella empalmada de ensueño sin parar de cantar. Y levantar la melondra con los mofletes empapaos, una caña calentorra por bandera y clamar con la poca voz que me queda: que ya falta menos.