ribera

Gurelur niega que la acción de los castores agraven los daños de las riadas

La asociación ecologista señala que esas afirmaciones "no tienen base científica" y apuntan a que "se utiliza a la fauna silvestre como chivo expiatorio de un problema que es responsabilidad del ser humano"

inundaciones en Tudela (48)
photo_camera Orilla del río Ebro en Tudela.

El Fondo Navarro para la Protección del Medio Natural, Gurelur, ha negado las afirmaciones alarmistas que se han vertido con referencia al agravamiento del efecto de las riadas por la acción de los castores.

Desde Gurelur  han señalado que estas afirmaciones "no tienen base científica".

"Se utiliza a la fauna silvestre como chivo expiatorio de un problema que es responsabilidad del ser humano, en concreto de los responsables administrativos del cuidado de los ecosistemas fluviales", han asegurado.

Escasa vegetación y ausencia de barreras

Según Gurelur, el problema radica en la escasa vegetación ribereña y la ausencia de barreras naturales, como los sotos fluviales, que históricamente han protegido contra las inundaciones.

"La degradación de las orillas de los ríos, causada por la actividad humana, es lo que permite que las riadas alcancen la intensidad denunciada por los agricultores", han apuntado.

Además, Gurelur destaca que los castores desempeñan un papel positivo en el ecosistema al proporcionar un filtro natural que depura el agua y alentar el asentamiento de la fauna y flora autóctona.

La acumulación de vegetación por parte de los castores no causa los problemas descritos por los agricultores, sino que más bien refleja la necesidad de restaurar y conservar los ecosistemas fluviales en su estado natural.

Protección y conservación de las orillas y riberas naturales

La asociación solicita que no se haga demagogia ni se ponga en el disparadero a los castores, puesto que el problema no es ese y "las soluciones exigidas por los representantes de los agricultores no son, ni han sido ni serán útiles".

Gurelur ha demandado  la protección y conservación real de las orillas y riberas naturales, dando espacio al río y por ende a todos los seres vivos que lo habitan, incluidos los demonizados castores.

 

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