Corella recordará a sus vecinos represaliados del 36 con la colocación de los primeros ‘Tropezones’

El homenaje, impulsado por la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra, se celebrará el 19 de octubre en la calle Ramón y Cajal.
Proyecto Tropezones en Corella 2025
photo_camera Proyecto Tropezones en Corella 2025

Corella acogerá este sábado 19 de octubre un emotivo acto de memoria y reconocimiento a las víctimas del golpe de Estado de 1936.

A las 12:00 horas, en la calle Ramón y Cajal, 22, se celebrará la colocación de los primeros “Tropezones”, adoquines dorados que recordarán a siete vecinos asesinados o represaliados durante la Guerra Civil.

Un homenaje a siete vecinos de Corella

El homenaje recordará a Juan Arellano Fernández, Justo Garijo Escribano, Faustino Garijo Mateo, Emiliano Martínez Calzada, Blas Martínez Jiménez, Pedro Ruiz Catalán y José Sesma Guillorme.

Cada uno de ellos tendrá su nombre grabado sobre un adoquín de latón brillante, incrustado frente a su último domicilio conocido, como símbolo de presencia y memoria colectiva.

El acto está organizado por la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra en 1936 (AFFNA-36), en colaboración con el Ayuntamiento de Corella, y forma parte del Proyecto Tropezones, una iniciativa memorialista que se inspira en el movimiento europeo Stolpersteine (“piedras que hacen tropezar”) impulsado en Alemania por el artista Gunter Demnig.

El significado de los “Tropezones”

Los adoquines dorados, también llamados Stolpersteine, se colocan en el suelo frente a los domicilios donde vivieron las víctimas del nazismo o, en el caso navarro, del franquismo. Al inclinarse para leer sus nombres, las personas realizan un gesto simbólico de respeto hacia quienes fueron perseguidos “solo por pensar distinto”.

La iniciativa busca que la memoria forme parte del espacio público, no confinada en monumentos cerrados, sino visible en las calles donde comenzó la represión. En palabras de la organización, “cuando alguien tropieza con estos adoquines, se ve obligado a recordar”.

Los adoquines dorados se colocarán frente a los domicilios de siete corellanos asesinados o represaliados, en un gesto simbólico de reparación y recuerdo.

Un proyecto europeo que llega a Navarra

El Proyecto Stolpersteine se ha extendido por toda Europa —en Alemania, Austria, Holanda, Francia o Italia—, con miles de placas que recuerdan a las víctimas del nazismo.

En Navarra, la versión local, denominada “Tropezones”, aspira a convertirse en el monumento descentralizado más amplio de la comunidad, con placas distribuidas por pueblos y ciudades.

El proyecto tiene un profundo sentido educativo: invita a los ciudadanos, especialmente a los más jóvenes, a preguntarse por el pasado reciente y las consecuencias de la intolerancia. “Tropezar, recordar, para nunca más volver a tropezar” es su lema.

El papel de AFFNA-36 en la memoria histórica

La Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra nació en 2002 con el objetivo de recuperar la memoria de las víctimas del franquismo y apoyar a sus descendientes. Desde su sede en Pamplona, coordina actos, investigaciones y homenajes en toda la comunidad.

Cada año celebra un acto en la Vuelta del Castillo y colabora con municipios en la organización de tributos como este en Corella.

Según la entidad, el objetivo del proyecto es “devolver la identidad y la dignidad” a las víctimas, integrando su memoria en la vida cotidiana.

Las placas son financiadas a través de donativos, apadrinamientos y colectas ciudadanas, implicando a familias, centros escolares, asociaciones y peñas locales.

Memoria viva en el espacio público

Con la colocación de estos primeros adoquines, Corella se suma a la red de municipios navarros comprometidos con la memoria histórica. El acto supone un gesto colectivo de respeto hacia quienes perdieron la vida por defender valores democráticos y de justicia social.

La ceremonia estará abierta a la ciudadanía, con la presencia de familiares, representantes institucionales y miembros de AFFNA-36, en una jornada que unirá recuerdo, pedagogía y compromiso con los derechos humanos.

Al agacharse para leer los nombres, la gente se inclina simbólicamente ante las víctimas”, recuerdan desde la asociación. Una manera de mantener viva la memoria para que, como dice el lema del proyecto, “nunca más volvamos a tropezar”.