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Milagro, el pueblo navarro que debes visitar

Descubre Milagro, el pueblo de la Ribera de Navarra conocido por sus exquisitas cerezas y por albergar la conocida finca El Montecillo

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photo_camera Vista de Milagro.

Milagro es una villa y un municipio navarro, situado en la Ribera de Navarra, en la comarca de la Ribera Arga-Aragón y a 30 kilómetros de Tudela. La localidad se ubica en una pequeña elevación, sobre cuya falda se asienta, situada a la orilla derecha del río Aragón, a 1.500 metros de la desembocadura de éste en el río Ebro por su margen izquierda.

La seña de identidad de Milagro es sin duda la cereza. La variedad ‘pinta’ es la más apreciada y la de mayor calidad. Consistentes, muy dulces y de color intenso, las cerezas de Milagro cuentan con gran prestigio. No es casualidad que esta sea la localidad de Navarra con mayor producción de cereza, casi 400.000 kilos anuales, y que vaya a formar parte de la marca Reyno Gourmet en apenas dos meses. 

Cerezas de Milagro

En junio, coincidiendo con la cosecha, se celebra el ‘Día de la cereza’. Deporte, concursos de postres, feria de artesanía, entrega de la cereza de oro y sobre todo una degustación del exquisito fruto, componen el programa de esta jornada.

La jornada de exaltación de la cereza fue declarada en 2015 Fiesta de Interés Turístico de Navarra, tras la solicitud del Ayuntamiento de Milagro y su aprobación por el departamento de Turismo del Gobierno de Navarra.

Entre los edificios más emblemáticos de Milagro se encuentra la Iglesia de Nuestra Señora de los Abades, la ermita de Nuestra Señora del Patrocinio o el Palacio de los Condes de Genduláin. Tampoco hay que perderse sus modernas piscinas o la Finca El Montecillo, un palacio rural que adquirió el ganadero milagrés León León para fundar su ganadería de bravo. También se pueden visitar los pocos restos que quedan del Castillo de Milagro, construido en su día para consolidar un frente de fortificación ante Tudela. 

LUGARES DE INTERÉS

  1. Basílica de Nuestra Señora del Patrocinio
  2. Iglesia parroquial Nuestra Señora de los Abades
  3. Casa de los García Salcedo o Palacio de los Condes de Genduláin
  4. Castillo de Milagro
  5. Finca 'El Montecillo'
  6. Piscinas municipales

LUGARES DE INTERÉS

Basílica de Nuestra Señora del Patrocinio

Se localiza en la parte baja del pueblo, cerca de la carretera. Según se recoge en el Atlas del Patrimonio Histórico Cultural. Fundación Lebrel Blanco, se trata de un interesante y original templo barroco, de bellos exteriores y elaborada planta, de finales del siglo XVII. Antiguamente era conocida bajo la advocación de Nuestra Señora de la Villavieja y se encontraba en el momento de su construcción - entre 1699 y 1703 - fuera del casco urbano. Su constructor intervino también en las basílicas de Nuestra Señora del Yugo de Arguedas y en la de Nuestra Señora del Castillo de Miranda de Arga.

Presenta planta de octógono en el que se inscribe una elipse cuyo eje es conforme al del templo, según modelos del Barroco romano. A sus cuatro frentes se abren cuatro estancias cuadradas que dan lugar a un esquema cruciforme. En su cubrición alternan las tres cúpulas sobre pechinas recorridas por fajas radiales y prolongadas en linternas que se alzan una frente a otra sobre la capilla mayor y el coro, mientras que las dos capillas transversales se cubren con bóveda de aristas. El conjunto se completa con una cúpula ovalada que remata el gran octógono central, que como las otras, se decora con fajas radiales y culmina en linterna. La iluminación de la iglesia es de gran espectacularidad barroca y fluye de las ventanas ovaladas en la zona inferior de las cúpulas y en el muro de los pies jugando con las adinteladas de los muros frontales de los cuerpos laterales. La sacristía se ubica detrás de la cabecera, cubriéndose por bóveda de aristas.

Al exterior ofrece un carácter excepcional dentro de la arquitectura barroca de tipo religioso navarro, ya que esta ermita - considerada basílica - es, junto a la de San Gregorio Ostiense de Sorlada, única al presentar al exterior, lo mismo que al interior, bellos conjuntos barrocos. El material constructivo es el ladrillo, ofreciendo el edificio un carácter vertical de ligereza y gran movimiento placentero de movida silueta en su contemplación, por la profusión y exhuberancia de remates, campanarios, torrecillas, linternas, balaustradas, pilastrillas toscanas, cornisas, múltiples cruces de hierro y pináculos, distribuídos escalonadamente. Recuerda por ello la arquitectura barroca centroeuropea, aunque la utilización del ladrillo la integra plenamente en la arquitectura del valle del Ebro.

En la zona de los pies, una fachada que alberga un arco de medio punto entre pilastras cajeadas que da acceso al templo. Sobre las pilastras discurre una doble cornisa donde apoya una hornacina de medio punto con cornisa curva, en la que se introduce una imagen barroca de la Virgen del Patrocinio, muy restaurada. Remata la fachada un frontón triangular con óculo entre fajas con la moldura inferior curvada hacia arriba para dar cabida a la hornacina.

Contrariamente a la exhuberancia del exterior, el interior está casi desprovisto de decoración, causando cierta impresión de frialdad y poca invitación al recogimiento, lo que en parte se ha superado con la colocación de dos retablos en las capillas transversales. El retablo mayor es de estilo rococó, de la segunda mitad del siglo XVIII. Dispone de un camarín con dosel en la calle central y nichos con repisas y remates mixtilíneos en los laterales, articulando así el cuerpo del retablo en tres calles con columnas de fuste acanalado con guirnaldas entorchadas de flores, excepto el tercio inferior donde se aplican placas de rocalla y capitel compuesto. En la culminación se suceden el ático curvo con guirnaldas de flores entorchadas y una placa de rocallas en el coronamiento. En el camarín, una imagen de la Virgen del Patrocinio, posiblemente gótica que sufrió una intensa y desafortunada transformación en una restauración, hasta el punto de que actualmente parece una imagen nueva con esquemas románicos. A sus lados se sitúan San Francisco Javier y San Joaquín, ambos del siglo XVIII.

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Iglesia parroquial Nuestra Señora de los Abades

Construcción góticorrenacentista, contratada en 1581, que puede relacionarse con otras iglesias de la zona, como las de Azagra (merindad de Estella), Arguedas (merindad de Tudela) o Caparroso (merindad de Olite). Según se apunta en el Atlas del Patrimonio Histórico Cultural. Fundación Lebrel Blanco, debió haber sustituido a otra iglesia de época anterior sobre la que no se tiene noticia y que debió haber pertenecido a los Abades de Montearagón.

Presenta planta de una gran nave espaciosa de tres tramos - el de los pies añadido en 1946 - más el crucero, con los brazos que no sobresalen del perímetro del templo, cabecera pentagonal y capillas laterales dispuestas entre los contrafuertes, salvo en el tramo nuevo. Sobre la nave se extiende una ornamental bóveda estrellada de cuatro tramos con nervios mixtilíneos que se cruzan en claves decoradas, la central con rosetas y las restantes con bustos y querubines de alas cruzadas. La bóveda de la capilla mayor también dibuja una estrella, aunque diferente. Las capillas laterales se cubren a igual altura que la nave con bóvedas estrelladas, comunicándose unas con otras a través de arcos de medio punto. El coro se levanta a los pies de la nave sobre un arco rebajado, ocupando el tramo nuevo y la mitad de uno antiguo. El sotocoro se cubre con una bóveda estrellada con claves decoradas con florones.

La interesante sacristía, de estilo barroco, es de principios del siglo XVIII y queda adosada a la cabecera por el lado de la Epístola. Presenta planta cuadrada con nichales de concha pareados en dos frentes y únicos en los otros dos. Se cubre con cuatro bóvedas de aristas de cuyo centro cuelga un pinjante con un niño adosado, de gran efecto, una solución utilizada en algunos palacios de la Ribera de Navarra como cubrición de escaleras, como por ejemplo en la casa de los Arguedicas o en el palacio del marqués de Huarte, ambos en Tudela.

Al exterior, muros de ladrillo con contrafuertes en la cabecera poligonal. La portada se ubica en el lado del Evangelio y consiste en un sencillo arco de medio punto entre pilastras que imita modelos barrocos. La torre es contemporánea de la iglesia y se levanta a los pies, del lado de la Epístola. En el siglo XIX se construyó un nuevo cuerpo, octógono irregular, que pasó a ser el campanario. Remata con un chapitel.

Preside el templo un monumental retablo mayor cuyo estilo señala el paso del Manierismo al Barroco, de entre 1660-1670. Su traza respeta los valores arquitectónicos del Romanismo con parejas de columnas salomónicas con frontones que rematan la calle central del primer cuerpo y las triples del ático. En la decoración conviven temas manieristas - costillas y dentellones - con el follaje y pinjantes barrocos. El repertorio iconográfico utiliza principalmente relieves, excepto en la calle central del segundo nivel y en las tres del ático donde se introducen esculturas de bulto. Toda la escultura es propia de un primer momento del Barroco y mantiene su policromía original, aunque la mazonería ha sido repintada. En el banco, escenas de la Adoración de los Pastores y la Epifanía entre pedestales con las imágenes de los Evangelistas. En el primer nivel, la Estigmatización de San Francisco de Asís y el Milagro de la burra de San Antonio. En el segundo nivel la Visitación y la Anunciación que flanquean la talla de Nuestra Señora de los Abades, una Virgen en pie que lleva al Niño en brazos. Sirve de pedestal un friso con las cuatro Virtudes. En el ático, un Calvario entre las tallas de San Sebastián y Santa Catalina y rematando el conjunto, el Padre Eterno.

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Casa de los García Salcedo o Palacio de los Condes de Genduláin

La casa de los García de Salcedo de Milagro, según apunta Pilar Andueza Unanua (Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro), constituye uno de los ejemplos más relevantes y significativos de la arquitectura señorial del siglo XVII en la merindad de Olite. Ubicada en la parte alta de la villa, frente a la parroquia de Nuestra Señora de los Abades, esta construcción barroca refleja con claridad las características propias de la arquitectura doméstica navarra extendida por el amplio valle del Ebro. Conocida como la casa de los Carrillo de Albornoz o palacio de los condes de Guenduláin, su origen hay que ligarlo a la figura del militar José García de Salcedo y su esposa Mª Florencia García de Santayana.

La casa principal de los García de Salcedo de Milagro se presenta como un bloque exento de tres niveles con cierta tendencia horizontal construido íntegramente en ladrillo, como es propio de una zona carente de buenas canteras.

Se abre a la calle pública a través de dos fachadas en las que se ha conservado la carpintería original y una rica rejería que dotan al edificio de gran dinamismo. Hacia la rúa Mayor se sitúa la fachada principal y en ella se inscribe una portada de medio punto -hoy descentrada por haber sido derribado un tramo del edificio-, flanqueada por dos grandes ventanas a la izquierda y una a la derecha. Seguramente a este lado la parte mutilada contendría otra ventana más, dando simetría al conjunto. En el mismo nivel, abiertas hacia la otra calle, se sitúan otras cinco ventanas de gran tamaño, la más extrema convertida en fechas no muy lejanas en puerta. Ya en la planta noble, a plomo sobre los vanos mencionados se ubican otros tantos huecos, conformando balcones, unos de gran voladizo, apoyados en tornapuntas de forja y decorados con antepechos de balaustres torneados, que alternan con otros de menor saledizo y cubiertos en toda su altura por rejas completas.

Remata el conjunto, sobre una cornisa semicircular, un ático muy decorativo que enlaza con la tradición constructiva del valle del Ebro. No obstante, en vez de presentar la característica galería de arquillos de medio punto de la zona, ofrece una hilera de vanos adintelados, alternativamente abiertos y cerrados, separados por pilastras dobladas, que dotan al edificio de gran plasticidad. Se trata de una estructura totalmente similar a la casa del Montecillo mandada construir por los mismos promotores. Complemento indispensable del edificio resulta el escudo de armas, que proclama la nobleza de sus moradores. Su ubicación en esquina no es habitual en tierras navarras y son escasos los ejemplos en este sentido. Sirva como muestra la labra heráldica de la Casa de las Cadenas de Corella, correspondiente a los Sesma Escudero, levantada a partir de 1704.

La casa, que por vía de sucesión y vía matrimonial, llegó a manos del conde de Guenduláin avanzado el siglo XVIII, fue ocupada como cuartel por la tropa francesa durante algunos meses durante la guerra de Independencia. Una partida de 250 infantes llegó a Milagro en 1810 y, aunque inicial y brevemente ocupó la citada basílica del Patrocinio, pronto su capitán determinó convertir la Casa de los García de Salcedo en cuartel. Aquella decisión llevó aparejadas diferentes transformaciones en el edificio para adaptarlo al nuevo uso, con la destrucción de algunas dependencias y la ejecución de varias obras de fortificación. Para ello la villa se vio obligada a proporcionar peones, carros y caballerías, e incluso materiales. Pero mayores daños debió de causar todavía en el edificio una partida de hombres armados -parece que guerrilleros nacionales- que llegaron al pueblo algún tiempo después y, comprobando que la casa había sido cuartel francés, rompieron puertas y ventanas, dando fuego en su interior a jergones y camas.

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Castillo de Milagro

En 1098, Pedro I edificó la atalaya del Miráculo, conocida como la Cueva del Moro o el Castillo por la necesidad de consolidar un frente de fortificación ante Tudela.

El emplazamiento del castillo, del que hoy solo quedan ruinas, (apenas cuatro paredes) fue un lugar estratégico, dominante sobre su entorno, con dos de sus caras sobre una escarpada o declive abrupto y empinado, de unos 60 metros sobre el nivel del río Aragón, dificultando sus accesos.

La denominación Milagro se la dio el rey y proviene del latín: ‘miraculo’, es decir, ‘mirador’, si bien hoy día, popularmente, parece relacionarse más con: milagro, en sentido religioso.

Se puede visitar. El acceso es libre.

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Finca 'El Montecillo'

Se localiza apartada del pueblo, al otro lado de la vía del ferrocarril, al borde de la carretera en dirección a Cadreita.

Fue construida por José Ayanz y Garro en 1604, siendo modificada en 1660 por Jerónimo de Ayanz y Javier, primer conde de Guendulain. Se trata de un edifico de ladrillo de dos cuerpos de vanos adintelados y ático de ventanas rectas dobles que alternan con otros vanos rebajados posteriores. En el remate se extiende una cornisa taqueada. Luce un blasón de alabastro barroco, de principios del siglo XVIII, con las armas de de la casa de Guendulain.

La denominada hacienda 'El Montecillo', siglos después, en 1970, el ganadero milagrés León León adquirió dicha finca para fundar su ganadería de bravo. 'El Montecillo' abrió sus puertas al público en abril de 1987, con la idea clara de ser referente en el mundo de las fiestas camperas, y en la trasmisión de la pasión del ganadero por el mundo del toro bravo.

En la actualidad, finca 'El Montecillo' es un complejo hostelero dedicado a la organización de eventos festivos y de ocio.

En la finca encontrarán un marco natural de gran belleza, unas amplias y cuidadas instalaciones donde podrán disfrutar de un “inolvidable día de fiesta”.

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Piscinas municipales

Desde junio de 2018, Milagro cuenta con unas nuevas piscinas municipales. Ubicadas en la zona donde también se encuentra el polideportivo, campo de fútbol y pistas de padel cubiertas.

Unas instalaciones que cuentan con zona infantil de natación y zona para adultos, grandes espacios de césped donde tomar el sol, cafetería, restaurante y todos los servicios que requiere el lugar.

El Ayuntamiento dispone de un amplio abanico de posibilidades para hacerse socio todo el año junto a las instalaciones deportivas, abonos de temporada, quincenales, semanales o pago de entrada diaria.

Pisicnas de Milagro