El Ayuntamiento de Valtierra promueve la V campaña de excavaciones arqueológicas en el “Yacimiento de El Castillo” que ha comenzado el pasado 18 de julio y que durará hasta el próximo 12 de agosto.
Los trabajos están dirigidos por los arqueólogos Juan José Bienes Calvo, Oscar Sola Torres y Jesús Lorenzo Jiménez, y forman parte del Plan de excavaciones y prospecciones arqueológicas de la Comunidad Foral de Navarra.
En la campaña de excavación participa la Universidad de País Vasco, con el profesor Jesús Lorenzo Jiménez a la cabeza, lo que permitirá formar a alumnos y alumnas del grado de Historia.
Los trabajos promovidos por el Ayuntamiento de Valtierra se prevé que estén cofinanciados por el propio consistorio ribero y por el Gobierno de Navarra (dentro de la convocatoria de ayudas a la realización de excavaciones arqueológicas promovidas por entidades locales de Navarra), y se enmarcan dentro de un proyecto de investigación financiado por el Ministerio de Ciencia e
Innovación (por un periodo de cuatro años de duración, con posibilidad de ampliación).
Para este año 2022, se pretende ampliar parte del área central del yacimiento, comenzada a excavarse en las campañas de 2020 y 2021, en las que se han ido saliendo a la luz restos arqueológicos de gran relevancia, para conocer el urbanismo andalusí (S.X-XI. d.C) del emplazamiento.
Se plantea la excavación en área de una superficie de 100 m2 al objeto de poder ampliar el espacio excavado que permita ir ampliando aspectos como el grado de conservación del recinto defensivo de época cristiana o islámica, urbanismo islámico, así como poder ampliar la documentación sobre la estratigrafía histórica del yacimiento.
Según las estimaciones, el cabezo que se alza sobre el casco urbano de Valtierra, desocupado en la actualidad, estuvo poblado desde la protohistoria hasta el siglo XVI. Aunque las primeras evidencias nos trasladan a la Edad de Hierro, lo más destacado es la presencia de restos que apuntan a la existencia de un hábitat rural de época islámica, con una cronología que se extiende desde, al menos, el siglo IX hasta el siglo XII.
Todo apunta a que estamos ante un urbanismo islámico de carácter rural excepcionalmente conservado, algo infrecuente en otros yacimientos andalusíes del valle del Ebro, ya que las diferentes reformas bajomedievales, generalmente, lo acaban modificando.
