- Un HUB empresarial donde florecen las sinergias
- Un modelo energético único en Europa
- El reto de la descarbonización y la llegada del hidrógeno verde
- Quince años de evolución desde una época complicada
- Servicios de valor y acompañamiento a empresas
- Percepción externa y valoración interna
La Ciudad Agroalimentaria de Tudela (CAT) cumple 15 años de historia convertida en un referente de innovación y eficiencia en el sector agroindustrial. Nacida con la vocación de consolidar una masa crítica de empresas del sector agroalimentario en la Ribera de Navarra, hoy es un espacio donde conviven compañías de distintos ámbitos, unidas por la sostenibilidad, la cooperación y el uso compartido de infraestructuras y servicios.
La CAT es una sociedad pública integrada en la Corporación Pública Empresarial de Navarra (CPEN), y se ha convertido en un ejemplo de cómo la colaboración entre empresas y el apoyo institucional pueden impulsar la competitividad industrial desde el territorio. “La ciudad agroalimentaria tiene una planta de ecogeneración y fabricamos suministros para las empresas que se instalan y quieren esos servicios”, explica su coordinadora, Isabel Vicente de Vera. “Nosotros les mandamos agua caliente, agua fría, CO₂ y vapor, y con eso hacen su proceso productivo”.
Un HUB empresarial donde florecen las sinergias
Lejos de ser un polígono industrial al uso, la CAT aspira a ser un ecosistema donde las empresas colaboren, compartan conocimiento y crezcan juntas. “El espíritu de la Ciudad Agroalimentaria es montar un HUB empresarial”, señala Vicente de Vera. “Lo que pretende es unir empresas que tengan una misma incertidumbre o problemática, o que quieran desarrollar algo y tirar adelante”.
En sus 1.200.000 metros cuadrados, de los cuales apenas un 10% siguen disponibles, conviven desde autónomos y pequeñas empresas hasta grandes compañías. Todas ellas encuentran en la CAT un espacio donde recibir servicios centralizados de energía y climatización, conectarse con otras firmas y beneficiarse de una red de apoyo público. “Nuestra finalidad como única empresa pública afincada en la Ribera es dar ese apoyo”, afirma su coordinadora. “Que puedan venir a nosotros, nos presenten un problema y nosotros les podamos ayudar”.
Un modelo energético único en Europa
Una de las claves que hace de la CAT un parque empresarial singular es su modelo energético. “No hay ningún otro polígono, ni en España ni en Europa, que tenga este concepto”. Su sistema de district heating industrial permite a las empresas instalarse sin tener que realizar grandes inversiones iniciales en calderas o sistemas térmicos. “Cuando te montas una empresa, haces un edificio, todo tu proceso productivo… la inversión es enorme. Si a eso le quitas esta parte y luego además tienes un servicio 365 días, 24 horas, que te lo aseguran, ¿qué más quieres?”, señala.
Esta infraestructura permite que la CAT funcione como una planta de cogeneración de alta eficiencia, similar a una central de ciclo combinado. “Aprovechamos el calor que se genera en el motor, como el del radiador de un coche. Ese calor, en vez de tirarlo, lo aprovechamos: con él hacemos agua caliente, agua fría y CO₂”, explica. Esta eficiencia energética es, además de una ventaja competitiva para las empresas instaladas, un paso firme hacia la sostenibilidad.
El reto de la descarbonización y la llegada del hidrógeno verde
Actualmente, la CAT se encuentra inmersa en un proceso de descarbonización que la alinea con los objetivos climáticos de la Unión Europea y de la propia Navarra. Un ejemplo destacado es el proyecto liderado por Statkraft y Grupo Enhol para la implantación de una planta de producción de hidrógeno verde dentro de la propia Ciudad Agroalimentaria.
“El hidrógeno verde es un elemento que muchas empresas utilizan, pero este se genera con energías renovables”, explica Vicente de Vera. “Según la fuente que se utiliza para hacer la separación del hidrógeno y el oxígeno del agua, le ponen un nombre y un color. El hidrógeno verde viene porque es generado con energías renovables”.
Este nuevo paso refuerza la apuesta de la CAT por liderar la transición energética y atraer a empresas que quieran reducir su huella de carbono. “Vamos a ser mucho más renovables, más sostenibles, y utilizar hidrógeno verde para una empresa, en vez de uno gris, le reduce la huella”, destaca.
Quince años de evolución desde una época complicada
La CAT se puso en marcha en un momento especialmente difícil para la economía. “Era un proyecto muy chulo, pero nació en 2008”, recuerda su coordinadora. “Y en 2008 empezaron las crisis inmobiliarias, entramos en un proceso de recesión muy duro. Estaba toda la inversión hecha, toda la situación planteada para que las empresas vinieran, pero no se atrevían”.
Aun así, la perseverancia y la visión a largo plazo permitieron que el proyecto llegara a buen puerto. “Ahora estamos en un momento álgido”, afirma. “Casi todas las parcelas están vendidas o tienen una opción de compra. Tenemos dos parcelas para vender. Nos pueden quedar un 10%”.
Servicios de valor y acompañamiento a empresas
Además de los servicios energéticos, la CAT cuenta con un centro de negocios que llama la atención por su diseño y funcionalidad, incluso después de 15 años. También dispone de naves, parcelas y una atención cercana y personalizada a las empresas. “Igual nosotros no les vamos a solventar la duda, pero sí que queremos tenderles la mano para que si tienen una dificultad, podamos acompañarles o ponerles en la senda”, resume Vicente de Vera.
La CAT también sirve como puente con otras entidades como la Asociación de Empresarios de la Ribera (AER) o el Consorcio Eder. “Todos los que tenemos ese perfil ayudamos cada uno en su medida. Igual a mí me hacen una pregunta y les derivo a AER, porque ellos controlan más. Pero al final, que la gente tenga dónde preguntar, es superimportante”.
Percepción externa y valoración interna
Una de las barreras con las que ha tenido que convivir la CAT ha sido la confusión que genera su nombre. “Siempre nos asocian a lo que es el polígono, aunque en realidad nosotros somos mucho más”, aclara su coordinadora. Pese a ello, quienes trabajan o están instalados en la CAT conocen su verdadero valor. “Las personas y empresas que están aquí la valoran positivamente, porque hay ventajas, y hay mucho esfuerzo por nuestra parte en dar apoyo”, señala Vicente de Vera.
Esa percepción positiva se traduce en un creciente interés por parte de nuevas empresas. “Ha costado que la gente quisiera venir, pero ahora el momento es bueno”, destaca la coordinadora de la Ciudad Agroalimentaria de Tudela.