La localidad de Ribaforada se encuentra en la zona de la Ribera de Navarra, a unos 105´8 kilómetros de Pamplona; a 73´2 de Zaragoza, y a 104´7 de Logroño. La ciudad más próxima es Tudela a 13´6 kilómetros.
Forma límites con los términos de Cortes, Buñuel, Fustiñana, Cabanillas, Fontellas y Ablitas. Posee una superficie de 28´95 kilómetros cuadrados, y algo más de 3.700 habitantes.
El término de Ribaforada fue habitado por el hombre desde hace más de 3.000 años. Concretamente en un pequeño alto de la zona oeste de nuestra linde con Ablitas y la calzada romana. Se trata de un reducido asentamiento en el que sus miembros utilizaban para utensilios tanto la piedra como el metal del hierro.
Con el paso de los años, el río Ebro al concentrar sus aguas hacia su nuevo cauce, dio lugar a que éstos poblados o pequeñas aldeas también se desplazaran para estar cerca de sus orillas, y así nacieron nuestros asentamientos prehistóricos de Espedolla y Estercuel.
Sobre estos dos asentamientos citados, posteriormente pasaron las culturas de los romanos, se supone que las de los visigodos, las de los musulmanes con una fuerte presencia y la de los cristianos.
Aunque la configuración de nuestras pequeñas poblaciones cambiará en la Edad Media. Espedolla desaparecerá, absorbida por Estercuel; y nacerá Ribaforada, como una encomienda de las manos de la Orden del Temple.
Parte del hipocausto hallado de una villa romana en la actual calle San Gregorio. Las zonas localizadas anexas a este resto fueron: otro hipocausto contiguo de menor tamaño, una bañera con su propio fuego y la zona para realizar el fuego que se ve en la canal de la izquierda.
Para bien o para mal, tanto el actual casco urbano de Ribaforada como su diseminado, han sufrido a lo largo de los años múltiples variaciones. El casco urbano ampliándose continuamente a partir de la aldea de Estercuel y la encomienda del Temple, en primer lugar; y posteriormente con la Orden de San Juan de Jerusalén. Y al convertir las tierras de secano en regadío se produjo un continuo movimiento de tierras, para formar unas parcelas que se pudieran regar, bien de pie o por inundación.
Así que prácticamente todo el término se encuentra movido, cambiado, conforme a su estado inicial. Y al no ser respetuoso con aquello que iba apareciendo de civilizaciones anteriores, lo hemos ido destruyendo. Pero no solo queda aquí la historia; sino que de aquello que iba permaneciendo, o bien nos hemos deshecho de él ante su no utilidad, o lo hemos modificado para su aprovechamiento diario.
Ante estos hechos, al no encontrar restos de la antigüedad, mucha gente llegó a pensar y decir, sin fundamento de ningún tipo, que Ribaforada carecía de Historia. Cosa que hoy vamos desmintiendo; bien por la aparición de restos de civilizaciones anteriores, o por la gran cantidad de documentación hallada sobre nuestro pasado.
Con esta breve introducción queda expresada la característica más relevante de nuestra localidad. Ante lo cual, para tomar como señas de identidad que merecen la pena ser visitadas, vamos a tomar el derrotero de mezclar para algunas de ellas la obra del hombre con la de la naturaleza; porque el arte, la gloria y la libertad se marchitan; mientras que la naturaleza siempre permanece bella; siendo el agua el emblema de nuestra localidad, influyendo de un modo decisivo sobre la naturaleza.
El agua procedente del río Ebro, del Canal de Lodosa, del Canal imperial de Aragón, y de nuestras fuentes que fluyen en abundancia sobre la última terraza del río Ebro; será este nuestro punto de partida para realizar nuestra primera visita: Las Fuentes.
LUGARES DE INTERÉS
- Las fuentes sobre el Canal Imperial de Aragón. Un atractivo turístico local
- El Canal Imperial de Aragón
- El camino del Ebro
- Nuestros restos históricos
- Un día en fiestas de San Bartolomé
1. Las fuentes sobre el Canal Imperial de Aragón. Un atractivo turístico local
Este primer recorrido lo iniciaremos desde la almenara de 'Santa Ana' o de 'Manrique'. Comenzando con el despuntar del día y caminando por el cajero de dicho canal que da al término de la Huerta. De modo que vayamos dirigiéndonos hacia el Bocal, siempre protegidos por la sombra intermitente que nos brinda la naturaleza que crece en la orilla del cajero, y durante parte del trayecto con el sol a la espalda.
Y así, en nuestro itinerario oiremos el rendir de las aguas de las diversas fuentes al canal con su continuo chapoteo; los miles y miles de estrellas que brillarán en la superficie donde se funden sus aguas, y las nacientes olas que morirán bajo la corriente. De modo que en este recorrer nuestro término por el cajero, enmarcados por la sinuosidad serpenteante del canal, disfrutaremos con las fuentes de 'Santa Ana' en la muga con Buñuel, del 'Colquero', del 'Moro', de la 'Alcantarilla', de las que salen enfrente de la 'Cuesta de la Central', del 'Puente del Canal', y de las 'Aguas Verdes', entre otras; ya que podríamos nombrar hasta la docena. Así como con la del barranco del 'Arriero', con la salvedad de que el caudal de ésta última, en lugar de volcarlo al canal, lo cruza de modo subterráneo para entregárselo a las tierras de la Huerta. Puede ser que sea una consecuencia del derecho que el rey navarro, Sancho VI 'el Sabio', en el año de 1173, le concedió a la Orden del Temple de Ribaforada para el uso de estas aguas.
Destacamos el hecho de las fuentes, porque es de hacer notar que en un recorrido tan corto, no encontrarás ni tantas fuentes ni con tanto caudal de agua. Tal es así, que ya el día 1 de septiembre del año de 1263, el rey de Navarra Teobaldo II, al ver el aprovechamiento que hacían del agua, principalmente los musulmanes para la agricultura, le dio permiso al Comendador de Ribaforada para que la Orden del Temple pudiera construir nuevos azudes, acequias y molinos donde estimase más conveniente.
2. El Canal Imperial de Aragón
Continuando por el camino encorsetado hacia el Bocal, paralelo en todo momento a la belleza del refrescante fluido nos vamos alejando de nuestras fuentes y acercándonos al puente de Formigales, el cual nos espera para darnos la bienvenida y el libre acceso, para poder contemplar las obras de ingeniería que un día se realizaron con el fin de sangrar este río Ebro y poder disfrutar de sus aguas para el riego de nuestros campos.
Son dos las grandes obras que debemos de conocer y diferenciar: La 'Acequia Imperial' del emperador Carlos I de España, en la primera mitad del siglo XVI, y el Canal Imperial de Aragón en tiempos del rey Carlos III, en el último cuarto del siglo XVIII.
Tal y como hemos dicho una es la Acequia Imperial que nacía en la 'Torna', al introducir las aguas del río Ebro bajo las arcadas del sótano del edificio que hoy conocemos como el Palacio del Bocal; ya que en realidad era su Palacio de Compuertas, gracias a la embocadura de las aguas producida por la presa de Gil de Morlanes. A este conjunto hidráulico se le llamó el 'Bocal del Rey'. Las aguas que nacían en el Palacio de Compuertas en su descender, regaban, principalmente, las tierras de las Huertas situadas a la derecha delrío Ebro, llegando hasta Gallur. Por consiguiente no alcanzando el objetivo final marcado al inicio de las obras en el año de 1528, el cual era el llegar hasta Zaragoza. Una anécdota de esta obra fue la continua cavilación del emperador Carlos I por la misma, de la cual, su hijo, el futuro rey de España, Felipe II, le notificaba puntualmente en sus cartas del estado de la misma y sus progresos.
La otra, el Canal Imperial de Aragón. Después del fracaso de los holandeses, el canónigo del cabildo catedralicio de Zaragoza, D. Ramón de Pignatelli y Moncayo presentó un nuevo proyecto, el cual lo ubicó a unos cientos de metros aguas arriba de la antigua presa de Gil de Morlanes. La nueva presa del Bocal con sus malecones, presenta una altura de más de 7 metros sobre el nivel del agua y una longitud de 232 metros lineales de malecón a malecón; junto con la Casa de Compuertas, el Canal Imperial de Aragón con sus 110 kilómetros de longitud y sus esclusas como la de Valdegurriana, todo ello constituye la mayor obra hidráulica de riegos de la Ilustración Española. Se comenzó la obra a partir del año de 1776 y se finalizó el 15 de agosto de 1790. Dicho canal se hizo navegable para el transporte de mercancías y de personas, desde el Bocal en Fontellas (Navarra) hasta Fuentes de Ebro (Zaragoza). Como anécdota cabe destacar el empleo de maquinaria y el equipo humano que trabajó en la obra, el cual estaba compuesto por soldados de cinco regimientos de infantería, unos 500 presidiarios y 1.500 peones, preferentemente de los lugares de la zona por donde iba a pasar el nuevo Canal Imperial de Aragón.
3. El camino del Ebro
Así que continuando en nuestro deseo de pasar un día agradable al aire libre y disfrutando de la naturaleza, recomendamos la vuelta a Ribaforada tomando el camino paralelo al río Ebro, que se encuentra sobre su dique derecho, construido para evitar posibles desbordamientos.
Con el sol a nuestra derecha o espalda, dependiendo de la hora de vuelta, y el río a nuestra izquierda desarrollaremos el pensamiento que dice: “El paisaje se conquista con las suelas de los zapatos, no con las ruedas del automóvil”.
A la derecha observamos el cajero del río que vamos a tomar para la vuelta, el cual vemos que se estaba arreglando, a causa del deterioro que le produjo el desbordamiento anterior, dando lugar a inundar la Huerta de Ribaforada.
En nuestro caminar observaremos como solo la naturaleza realiza grandes obras sin esperar recompensa alguna. Veremos los rápidos con el susurro del agua y su oleaje en superficie con su incesante chisporroteo de estrellas; pequeñas manchas de vegetación, que en realidad dan lugar a bosquetes en el litoral de su cauce, que en algunas ocasiones se introducen en el lecho del río; cómo la corriente va mordiendo el terreno en la orilla de la zona cóncava de la corriente del río, y depositando el material sustraído en la ribera opuesta; de esas islas que van naciendo dentro de su cauce cubiertas con una espesa vegetación, y que cada vez se hacen mayores. De igual modo disfrutaremos con la visión de las aves del río, principalmente de las estiradas y elegantes garzas, como de las inquietas ánades reales.
Ya nos lo dejó escrito el dramaturgo valenciano del Siglo de Oro, D. Guillén de Castro, mediante la siguiente cuarteta: Bienaventurado aquel
que por sendas escondidas
en los campos se entretiene,
y en los montes se retira.
Seguro que si estamos alojados en el albergue municipal de Ribaforada, o en cualquier casa rural de la localidad, disfrutaremos por la noche del merecido descanso; a sabiendas de que hemos saboreado de un día en plena naturaleza, respirando su aire puro.
4. Nuestros restos históricos
La mañana de este día la dedicaremos a conocer parte de nuestro legado histórico. Dado que la historia es una repetición en el tiempo, depósito de las acciones, testigo de lo pasado, ejemplo y aviso de lo presente, y advertencia de lo que está por venir; así que el historiador no es más que un profeta que mira hacia atrás. Para realizar este recorrido histórico parcial, sería ideal que alguien les acompañe para apoyar lo que se visualice con una explicación correcta y entretenida sobre ello.
Comenzaremos nuestra visita en el yacimiento de la villa romana de la calle San Gregorio, delante del panel que nos habla de la misma. Continuando calle abajo llegaremos al barranco de Serrate, hoy parque de Pignatelli, entrando en Estercuel, y parándonos en el alto del barranco Serralta, para observar el Centro de Día, la torre, la iglesia de San Blas y las casas anexas a su derecha, con el fin de configurar parte del espacio que en su día ocupó la encomienda Templaria de Ribaforada.
Tras cruzar el Barranco, hoy calle Caballeros Templarios, pasaremos a visitar el muro que se construyó por los musulmanes en el año de 1157, para cerrar la vaguada que desembocaba en el barranco Serralta y poder dar lugar a la “mota” sobre la que se construiría la encomienda con sus murallas de tapial; así como parte de la muralla natural excavada en la roca de conglomerado, visible todavía en sus caras norte y este. Ya en la plaza del Ayuntamiento comentaremos la torre y su iglesia; para pasar después a la Casa de Cultura, en la que desde el hall o vestíbulo nos detendremos para disfrutar con el paisaje de la Huerta, con el puente sobre el Canal Imperial de Aragón, y los tres escudos tallados en piedra que se encuentran incrustados en la pared, que comentaremos, dando vida a uno de los grandes comendadores que tuvo Ribaforada perteneciente a la Orden de San Juan de Jerusalén u Hospitalarios: fray Berenguer Sanz de Berrozpe.
Y ya desde aquí iremos a la calle Gayarre para localizar el punto donde aparecieron los primeros restos de la necrópolis islámica de Ribaforada, la maqbara, y con el panel informativo sobre la misma y las pinturas realizadas sobre la calzada, pondremos de manifiesto lo descubierto y lo que resta por hallar.
La tarde la podremos dedicar a estar entre la naturaleza, aunque esta vez lo realicemos sobre los neumáticos del vehículo, dirigiéndonos al término de la Dehesa. Veremos el sistema de regadío, la diversidad de cultivos, la ermita y los enclaves históricos como: el Campo de Urnas, el asentamiento de finales de la Edad del Bronce y comienzos de la del Hierro, y el recorrido marcado por el camino de la Calzada Romana, comentando la característica de la misma.
Una vez que hayamos disfrutado con los paisajes y sus panorámicas, regresaremos a Ribaforada.
5. Un día en fiestas de San Bartolomé
También está bien el disfrutar de las tradiciones y sus costumbres; ya que la tradición es como una muralla de piedra hecha a base de acontecimientos pasados que ciñen nuestro presente; así que una buena costumbre, para cualquiera, puede llegar a ser más fuerte que la propia ley. Por todo ello, recomendamos que se nos visite en cualquiera de los días que van desde el 23 de agosto al 29, ambos inclusive.
Estaría bien, que al menos en lo que respecta a tu vestimenta aparecieras con una camisa blanca y el típico pañuelo rojo colgando de tu cuello. Cualquiera de los días citados suele tener una amplia programación de actividades. Si el día no tiene su comenzar con unas dianas, lo hace con un almuerzo popular a base de unos huevos fritos, chistorra, panceta o cualquier otro alimento acompañado de un buen vino y un ambiente enriquecedor. Después vendrán los cafés, las vacas si las hay, esta o aquella competición, aquel concurso especial, etc.
El plato fuerte del día aparecerá con la tarde de vacas. Esta se inicia con el desencajonamiento, que supone la suelta desde el camión de una manada de vacas a lo largo de las calles Caballeros Templarios y Nuestra Señora de Carmen; una vez que el grupo de vacas han subido y bajado a lo largo de las mencionadas calles como tres o cuatro veces, se procede a recogerlas y dar el desencajonamiento por terminado. A continuación la Banda Municipal de Música con sus acordes irá llamando a la gente, y todos con una sana alegría y un jolgorio desenvuelto, bien cogidos por los hombros serpenteando entre el público o por las manos formando corros, se encaminarán bailando hacia la plaza de las vacas. Y una vez que la música haya cesado y la calma se haya apoderado del ambiente, tras los oportunos avisos comenzará la suelta de vacas a la plaza y a la calle; en donde la atención, las piernas, pericia y agilidad de corredores y recortadores harán las delicias de los espectadores, que de cuando en cuando dejarán colgado en el aire un ¡ay! lastimero, ante el susto o el miedo por lo que pudo haber pasado o pasó.
Hoy, los palos y varas para espolear al ganado por parte del público se encuentran totalmente prohibidos, al igual que los tableros, cañizos, o cualquier otro obstáculo móvil que impida el libre tránsito de los animales por las calles y plaza. El cuidado y el respeto hacia los animales es una consigna más en estos festejos taurinos locales que debemos de guardar.
Y ya para terminar el día, podrás disfrutar de una verbena en la calle Caballeros Templarios, con una de las orquestas punteras de España; es decir, que se te hará participe, de modo gratuito, de uno de los espectáculos musicales mejor valorados en nuestro país.
Artículo elaborado por José Ángel Pérez Calavia
