opinión

Miguel Aguirre: "¡Siempre se repite la misma historia! #nilasmigajas"

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photo_camera Miguel Aguirre, alcalde de Fitero.

Los Presupuestos Generales de Navarra entran en su última fase, la de su aprobación en el Parlamento de Navarra, no sin antes provocar una honda satisfacción en algunos alcaldes de Navarra y la desazón en muchos otros al comprobar, guste o no, que la principal herramienta de gestión y desarrollo para la Comunidad Foral de Navarra se convierte en un arma política para satisfacer a los fieles y, a su vez, para castigar a los infieles creando pueblos de primera y pueblos de tercera categoría.

Sí, para castigar. Así, tal y como suena.

Al parecer los vecinos de algunos pueblos, yo hablo exclusivamente por el mío, Fitero, no debemos pagar impuestos a la Hacienda Foral, como el resto y, por lo tanto, no debemos ser merecedores de inversiones en servicios públicos que entendemos esenciales para nuestros pueblos.

Así que deberemos seguir abriendo cada mañana el BON para ver las convocatorias de subvenciones existen y jugárnosla a una sola carta.

Da igual que la Cámara de Comptos, en septiembre del año pasado, afeara la conducta de los partidos que soportan y apoyan el Gobierno de Navarra cuando en su informe aseguraba que entre los años 2019 y 2022 habían chorreado a sus amigos con 137 millones de euros.

Da igual. Quienes tienen la sartén por el mango reparten y se quedan con la mejor parte.

Fitero, vía enmiendas, recibirá la escalofriante cantidad de 25.000 euros este año. Menos es nada, por supuesto. Y el dinero que permita inversiones siempre será bienvenido.

Al menos me consuela que la enmienda, presentada por el grupo municipal del PSN-PSOE, irá destinada a un buen fin dado que tuvieron a bien sentarse con el equipo de gobierno municipal, de UPN para, de forma consensuada, decidir dónde debía invertirse.

Pero no, no hay equidad alguna, no hay justicia en el reparto e, insisto, crea pueblos de primera, de segunda y de tercera. Pero aquí, señores, no pasa nada. Es lo que hay y no hay otra cosa. O lo tomas o lo dejas.

No solo no recibimos las migajas, sino que, además tenemos que seguir reclamando un poquito de atención, aunque les sepa malo que alcemos la voz.

Pedimos que nos escuchen cuando decimos, desde hace más de un año, que alguien entienda que Baños de Fitero es territorio foral y la línea de autobús a Tudela debe acabar e iniciarse en Baños de Fitero y posibilitar la movilidad de los miles de clientes que llegan, cada año, al mayor complejo hotelero de Navarra, el Balneario de Fitero.

Que nos escuchen cuando decimos que queremos conexiones amables a Pamplona sin tener que ir permanentemente a Tudela, ¡que no queremos más que nadie, que queremos lo mismo que los demás!

Reclamamos atención, ¡y empatía!, cuando insistimos hasta la saciedad que la migración que llega a Fitero, no en cuanto a la intensidad (que pudiera ser similar a la de otros pueblos de la Ribera) sino en cuanto a sus características, requiere de herramientas que el ayuntamiento de Fitero no tiene, que requiere de recursos de los que no disponemos, de estrategias multidisciplinares que nos superan.

Todo eso, y es innegable, a pesar de los trabajos en favor de la integración que estamos realizando y que hasta Gobierno de Navarra conoce y nos reconoce.

¿Tan complicado es entender que nuestro colegio público, recientemente ampliado, y rozando el 70% de población migrante, requiere de unos recursos quizás distintos, permanentemente estables y con mayor intensidad que los de otros centros educativos?

Insistimos en que nos escuchen cuando vemos a los profesionales de nuestro centro de salud sin poder dar más de sí mientras no se sustituyen ciertas ausencias, por muy justificadas que sean, se “homogeneizan” los cupos sanitarios y conseguir una cita en tiempo razonable ya es una misión absolutamente imposible (el jueves 29 de febrero estaba cerrada la agenda médica hasta el viernes ocho de marzo).

Eso, en Fitero, jamás lo habíamos conocido. Por eso, y aunque nadie me ha preguntado, me sumo a ese 73% de los navarros cree que la calidad del sistema sanitario "se ha deteriorado".

Lo de la NA-6900 lo dejo. No quiero aburrir una vez más a la feligresía, aunque sabemos que es un clamor alejado de cualquier sigla política el que reclama que de una puñetera vez se haga algo, ¡lo que sea, pero bien hecho!, en esa carretera.

Aquí seguiremos, en la trinchera, reclamando hasta la saciedad lo que creemos que es justo, insistiendo en que no pedimos tener más que nadie, que lo único que reclamamos es que la tan ajada y manoseada “cohesión” deje de ser de una vez por todas un concepto vacío y pase a ser una apuesta real y efectiva por Fitero y el Valle del Alhama.

Miguel Aguirre Yanguas

Alcalde de Fitero

 

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