Gigantes, jotas y un pañuelo rojo para honrar a Santa Ana
La comparsa volvió a bailar en la catedral durante la Novena y dos niños de la Peña La Jota protagonizaron la tradicional imposición del pañuelo en la reja de la patrona
El primer día de las Fiestas de Santa Ana en Tudela volvió a cerrarse con uno de los momentos más sentidos del calendario festivo: la entrada de los Gigantes de Tudela en la catedral para bailar ante la patrona durante la Novena.
La Comparsa de Gigantes y Cabezudos, que este año cumple 38 años, volvió a rendir homenaje a Santa Ana con un acto que ya es tradición desde hace más de tres décadas.
“Es uno de los actos más emotivos de las fiestas”, asegura Íñigo Castellano, máximo responsable de la comparsa, que lleva 38 años vinculado a ella —los mismos que tiene el grupo— y 14 al frente del mismo. “Para nosotros seguramente lo más emotivo es este momento y la despedida en la Plaza Vieja. Sobre todo la despedida, que entren todos los niños a bailar dentro del gigante… es muy satisfactorio".
La idea de entrar en la catedral surgió a raíz del espectáculo Navarra, Tierra de Gigantes, celebrado a finales de julio en los años noventa. “Fue hace unos 30 años, a raíz de aquel espectáculo se nos ocurrió entrar justo antes de la Novena. Lo hicimos un 22 o 23 de julio, antes de que empezaran las fiestas, y al año siguiente ya lo incluimos en la Novena. Y muy bien, muy contentos”.
Desde entonces, el momento en que los gigantes cruzan el umbral del templo y bailan frente a la imagen de Santa Ana ha calado tanto en los integrantes de la comparsa como en el público que llena cada rincón del templo. “Aunque sea un poco manido, supone mucho orgullo, algo que nos llena de satisfacción. Está la catedral llena de gente de Tudela. Es un acto muy emotivo”.
La jornada del 24 de julio fue intensa para la comparsa, que desde primera hora de la mañana recorrió las calles con sus figuras. “Lo tradicional: madrugar todos los días a las 10 y acabar a las 2. Luego la procesión de Santiago, la novena de Santa Ana a las 7 de la mañana, la procesión de Santa Ana… todas las mañanas festivas, en fin, lo de siempre, pero contentos”.
La comparsa está formada actualmente por 23 personas más otras 7 que se encargan de los cabezudos y el zaldiko, con una media de edad de unos 35 años. Castellano destaca la alta demanda que sigue teniendo el grupo. “Siempre ha habido mucha demanda para entrar. En la medida que se va gente, va entrando otra. Tenemos lista de espera, la verdad, de treinta y pico personas. Este año entra uno, el año pasado entraron dos… siempre sale alguien y entra alguien”.
Aunque no pone fecha a su retirada, Castellano (56 años) admite que ya empieza a pensar en un relevo. “Hay que dejar paso, pero me queda un poco de cuerda todavía. Estamos ahí en un punto intermedio”.
Un pañuelo rojo, un ramo de flores y una promesa en voz de niños
Minutos después del acto en la catedral, la Plaza Vieja acogió otro de los momentos más simbólicos del día: el saludo e imposición del pañuelo rojo a la reja de Santa Ana. Organizado por la Peña La Jota, este homenaje contó con la participación de los Gaiteros de Tudela, los txistularis, los Gigantes y Cabezudos, y el grupo de jotas Voces Riberas.
Este año, los encargados de colocar el pañuelo y el ramo de flores fueron dos niños de siete años, Javier Martínez García y Joel León Berrueta, miembros de la peña organizadora. Antes de realizar la ofrenda, leyeron en voz alta un texto dirigido a la patrona:
“El pañuelo de la peña te imponemos hoy, Santa Ana, por la suerte de tenerte de patrona tudelana, y escucha lo que te dice tu pueblo: ¡Viva Santa Ana!”
Con ese grito, acompañado por jotas, Tudela cerró un primer día de fiestas cargado de símbolos, tradición y participación popular, donde la emoción y el respeto se mezclaron con la alegría compartida.