Más de 3.500 personas exigen en Marcilla el cierre del centro de menores
Más de 3.500 personas se manifestaron este domingo en Marcilla para exigir al Gobierno de Navarra el cierre del Centro de Observación y Acogida (COA) de menores extranjeros no acompañados ubicado en la localidad. Bajo el lema ‘¡Marcilla dice basta!’, los vecinos mostraron su hartazgo ante una situación que consideran desbordada y denunciaron problemas de convivencia, seguridad y vandalismo.
Durante la concentración, convocada por un grupo de vecinos del municipio, tomaron la palabra Ainhoa Aguilera, representante vecinal; Othman Amri Senhaji Raouji, joven ingeniero de origen marroquí nacido en Marcilla; y Mohammed Ammay, coordinador de comunidades islámicas en Navarra.
Ainhoa Aguilera fue la encargada de leer el comunicado vecinal más esperado. “Nos encontramos aquí no por odio ni por rechazo, sino por dignidad, seguridad y justicia”, afirmó. En un discurso cargado de emoción y contundencia, criticó la gestión del Gobierno foral y denunció que “Marcilla ya no es un pueblo tranquilo”. Aguilera aseguró que “lo que en un inicio fue una muestra de solidaridad se ha convertido en una situación desbordada: robos, vandalismo, acoso, peleas, destrozos y miedo”.
Dirigiéndose directamente al Ejecutivo navarro, reclamó medidas urgentes: “Exigimos al Gobierno de Navarra una actuación inmediata, y que actúe ya y ponga fin a este sinsentido. De no ser así, el Gobierno será el único responsable de lo que pueda pasar”. La portavoz vecinal dejó claro que la reivindicación no tiene motivaciones xenófobas: “No es xenofobia exigir seguridad, no es racismo pedir convivencia, no es intolerancia exigir que se respeten nuestras calles, nuestras casas, nuestras vidas”.
Desde otra perspectiva, pero con un mensaje de preocupación compartido, Othman Amri Senhaji Raouji,un joven ingeniero de origen marroquí que reside en Marcilla, tomó la palabra y comenzó su intervención condenando los hechos ocurridos en los últimos días. “Condenamos cualquier acto de violencia, vandalismo o alteración del orden público, venga de quien venga. Las leyes están para cumplirse y quienes las infringen deben responder por sus actos sin distinción de origen, religión o condición”.
Al mismo tiempo, criticó el tratamiento mediático de la situación y pidió no caer en generalizaciones: “Rechazamos categóricamente la estigmatización de un colectivo entero. Generalizar alimenta el odio o promueve el miedo hacia jóvenes migrantes, muchos de los cuales han sufrido situaciones extremas de vulnerabilidad. Es injusto y peligroso”.
Othman abogó por una respuesta basada en los derechos humanos, la convivencia y el respeto. “No podemos permitir que el racismo o la xenofobia se normalicen en nuestras calles, redes sociales o instituciones”, afirmó. “Somos parte activa de Marcilla y de Navarra. Contribuimos cada día al bienestar común y creemos que los problemas se deben abordar desde el diálogo, la justicia y la responsabilidad compartida”, concluyó.
En la misma línea, Mohammed Ammay reconoció la tensión creciente en la localidad. “Lamentablemente hemos visto un aumento en la frecuencia y gravedad de estos eventos, lo que ha generado un ambiente de tensión entre los vecinos de la localidad”. Ammay también trasladó una petición clara al Ejecutivo foral: “Solicitamos al Gobierno de Navarra que considere el cierre inmediato del centro mientras se evalúan y se toman decisiones al respecto”. Además, hizo un llamamiento al civismo y al respeto: “Entendemos y compartimos la frustración de la población local, así como su derecho a expresar sus inquietudes y reivindicaciones”.
Durante la manifestación se escucharon gritos de “¡Sí al cierre!”, dejando patente el fuerte respaldo vecinal a la demanda de clausura del COA.