Navarra elaborará un estudio para regenerar los cascos históricos de la Ribera
El Departamento de Cohesión Territorial ha aprobado la contratación de un servicio técnico para evaluar el deterioro de estos espacios y plantear una estrategia de revitalización
- Rehabilitación desde un enfoque territorial y urbanístico
- Un patrimonio degradado y poco funcional
- Enfoque integral para recuperar su centralidad
El Departamento de Cohesión Territorial del Gobierno de Navarra, a través de la Dirección General de Ordenación del Territorio, va a elaborar un estudio para analizar, valorar y formular propuestas que permitan regenerar y revitalizar los cascos históricos de la Ribera. El expediente de contratación del servicio técnico, con un presupuesto de 60.500 euros, ya ha sido aprobado.
El objetivo es obtener un diagnóstico completo de un patrimonio urbano que, en muchos casos, presenta un importante estado de degradación.
Rehabilitación desde un enfoque territorial y urbanístico
El director general de Ordenación del Territorio, José Antonio Marcén, ha explicado que con este estudio “podremos plantear una estrategia de rehabilitación y recuperación desde la planificación territorial y urbanística a partir de las prioridades detectadas”.
Según Marcén, se trata de “evaluar el deterioro de los cascos antiguos de la Ribera de Navarra” y avanzar hacia su rehabilitación integral desde diferentes ámbitos: urbanístico, con la recuperación de espacios públicos; arquitectónico, mediante la rehabilitación de viviendas y la restauración del patrimonio histórico-artístico; económico, fomentando la implantación y recuperación de locales comerciales; y social, implicando a la población en las decisiones que se adopten.
Un patrimonio degradado y poco funcional
La Ribera de Navarra concentra cerca de 150.000 habitantes repartidos en más de cuarenta poblaciones. En la Ribera Alta predominan los municipios con entre 1.000 y 5.000 habitantes, mientras que en la Ribera Baja son más frecuentes los que superan los 5.000. La mayoría de estos núcleos vivieron crecimientos urbanísticos en la periferia durante la segunda mitad del siglo XX, pero en las últimas décadas la construcción de vivienda ha sido muy baja en comparación con otras zonas urbanas de Navarra.
Marcén ha recordado que los cascos históricos “responden a formas de vida y necesidades de otra época” y ya no cumplen con las exigencias funcionales actuales. Las viviendas no se adaptan a las necesidades modernas, el patrimonio edificado está envejecido y persisten numerosas barreras arquitectónicas tanto en los edificios como en el espacio público.
Todo esto ha provocado que muchas personas opten por vivir en nuevas urbanizaciones periféricas, dejando los centros históricos como lugares “poco atractivos” para residir. Actualmente, estos espacios suelen estar ocupados por población inmigrante con menos recursos y posibilidades.
Enfoque integral para recuperar su centralidad
Uno de los rasgos demográficos distintivos de la Ribera es precisamente el peso de la población inmigrante, que representa en torno al 22% del total. Los fenómenos de abandono y degradación afectan especialmente a estos colectivos.
Marcén ha subrayado que los cascos históricos albergan una parte fundamental del patrimonio tangible e intangible de las localidades riberas, “aportan identidad a cada núcleo de población”, y por ello considera imprescindible “abordar su renovación, dotándoles de una nueva función de centralidad con un enfoque integral que incorpore un programa funcional y social”.