Lodosa alza la voz en Radio Tudela contra la macroplanta de biometano
- Programa de Radio Tudela Especial Lodosa
- Un proyecto que desata la alerta vecinal
- Ubicación, vientos y el Ebro: las tres grandes objeciones
- “Nos lo vendieron como verde”: la versión de la alcaldesa
- ¿Economía circular o tráfico de residuos?
- Comparaciones y alternativas: el espejo de Caparroso
- El frente político: la moratoria como objetivo inmediato
- Riesgos percibidos: olores, camiones y proximidad al río
- “Primero, Lodosa”: la posición del Ayuntamiento
- ¿Qué piden exactamente los opositores?
- Una comunidad cohesionada
- Claves técnicas que la comunidad quiere aclarar
Lodosa alza la voz contra la planta de biometano proyectada en término de Sesma, a unos 1.700 metros del casco urbano lodosano y a 100 metros del río Ebro.
En un programa especial de Radio Tudela 96.0 FM realizado desde el Ayuntamiento de Lodosa, la alcaldesa Laura Remírez y Pablo Vergara, miembro de la plataforma Stop Biometano Sesma Lodosa, detallaron los impactos que atribuyen al proyecto y reclamaron una moratoria en el Parlamento de Navarra.
Programa de Radio Tudela Especial Lodosa
Un proyecto que desata la alerta vecinal
Según la plataforma, el expediente publicado el 3 de junio en el Boletín Oficial de Navarra describe una instalación de gran escala: 184.500 toneladas/año de residuos orgánicos y agroalimentarios, con recepción en balsas al aire libre y generación de digestato que se secaría también en exterior.
Vergara resumió el temor con datos: “Estamos hablando de casi 200.000 toneladas al año y de más de 20.000 camiones circulando; 40 y tantos de entrada y otros tantos de salida cada día”. Y añadió: “Esto no es economía circular; es traer porquería en camiones”.
Ubicación, vientos y el Ebro: las tres grandes objeciones
La primera crítica es la proximidad a Lodosa: la planta quedaría a unos 40 metros del límite municipal y a 1.700 del casco urbano. La segunda, el viento dominante: “Está al noroeste, por donde entra el cierzo más del 75% de los días”, dijo Vergara. La tercera, el riesgo hídrico: “Está a unos 1.500 metros del Ebro; cualquier accidente o escorrentía iría directa al río”.
También alertó sobre una zona de especial conservación de la Red Natura 2000 próxima al emplazamiento y sobre las molestias por olores, gases, insectos y roedores asociadas a balsas y secaderos abiertos.
“Nos lo vendieron como verde”: la versión de la alcaldesa
La alcaldesa Laura Remírez relató cómo se enteró del proyecto: “Me entero cuando entra el expediente en el Ayuntamiento de Lodosa. No ha venido ningún técnico medioambiental del Gobierno de Navarra a informarnos”. Según explicó, el proyecto fue declarado de interés foral, acelerando los trámites.
Remírez subrayó que el problema es el modelo: “No digo que el biometano sea malo. Lo que rechazamos es una macroplanta sin macrogranjas alrededor. Es como con las granjas: el problema es la escala”.
¿Economía circular o tráfico de residuos?
Para la plataforma, la etiqueta de economía circular no encaja en este caso. Vergara citó el expediente: “Se admiten subproductos y residuos de industria agroalimentaria y ganadera… etcétera. Ese ‘etcétera’ es como no poner nada”.
El temor es la heterogeneidad de entradas: “En plantas grandes se han usado lodos urbanos o residuos con cloro o pegamentos”, señaló, advirtiendo de que ese mix dificulta considerar el digestato como biofertilizante y multiplica riesgos y olores.
Comparaciones y alternativas: el espejo de Caparroso
Remírez y concejales visitaron la planta de Caparroso: “No hay balsas abiertas; la descarga va por manguera a digestores cerrados y tienen sistemas antiolores”, dijo. Aun así, puntualizó que aquello fue un parche a problemas previos de la macrogranja: “El modelo importa”.
Vergara apuntó alternativas menos lesivas: “El proyecto ya recogía varias ubicaciones junto al gasoducto. Es posible alejarlo de zonas sensibles, reducir tonelaje y ligar la planta a flujos homogéneos”.
El frente político: la moratoria como objetivo inmediato
El programa puso foco en el itinerario político. Según Remírez, Geroa Bai, Contigo-Zurekin y EH Bildu impulsan una moratoria que afectaría a proyectos aún sin autorización ambiental integrada. “PSN quiere que continúe”, señaló, mientras que UPN habría rechazado la vía urgente pero abre la puerta a un trámite ordinario.
Vergara fue tajante: “Los grupos que apoyen esto cometen un error imperdonable. No es verde ni circular; es un pelotazo”. Y pidió mantener el foco: “Lo primero es parar este expediente”.
Apoyos locales y movilización sostenida
La plataforma afirma contar con 4.000 firmas en un municipio de 5.000 habitantes y unos 400 integrantes en su grupo de coordinación. El Ayuntamiento ha facilitado autobuses a Pamplona, megafonía, material para pancartas y apoyo logístico para actos.
“Hay que visibilizar cada 15 o 20 días con acciones concretas”, explicó Vergara, tras concentraciones en fiestas locales y presencia en el Parlamento. “La respuesta de Lodosa está siendo ejemplar”.
La oposición local reclama moratoria, menor escala y otra ubicación para una planta que prevé 184.500 t/año y más de 20.000 camiones.
Riesgos percibidos: olores, camiones y proximidad al río
La plataforma sitúa el núcleo del impacto en tres vectores: olores por balsas y secaderos abiertos, tráfico pesado de más de 20.000 camiones/año, y riesgo ambiental por cercanía al Ebro y a espacios protegidos. “Decir ‘si todo se hace bien no hay problema’ no sirve cuando ocurre un accidente”, advirtió Vergara.
“Primero, Lodosa”: la posición del Ayuntamiento
Remírez insistió en el interés general: “Igual que en el Ayuntamiento pensamos en lo que menos va a importunar a la gente, a nivel foral deben hacerlo también”. Y remarcó su petición: “Solicitamos una moratoria. Si llega, nos sentiremos muy orgullosos”.
El Consistorio prepara alegaciones frente a la última resolución pendiente y explora vías legales con asesoramiento externo, sin descuidar el frente político en Pamplona.
¿Qué piden exactamente los opositores?
- Paralizar el expediente actual hasta revisar el marco normativo.
- Estudiar una ubicación alternativa más alejada de núcleos y del Ebro.
- Reducir tonelaje y dimensionar la planta a flujos reales y homogéneos.
- Eliminar balsas y secaderos abiertos; exigir sistemas cerrados y antiolores.
- Evaluar los impactos sociales y la convivencia intermunicipal.
Una comunidad cohesionada
Las pancartas de “Stop Biometano” cuelgan en balcones y comercios. “Es absolutamente unánime”, sostiene Vergara. La alcaldesa apunta a un marco de colaboración institucional con el vecindario: “Haremos llegar esta información a quienes pueden decidir la moratoria”.
Claves técnicas que la comunidad quiere aclarar
Los testimonios recabados reclaman certezas sobre el origen de residuos, el control de camiones y la gestión del digestato. Piden que la autorización ambiental integrada defina límites estrictos, monitoreo público y sanciones ante incumplimientos.
La discusión sobre la planta de biometano ha trascendido la etiqueta “verde”. Lodosa pide moratoria, escala razonable y otra ubicación. Mientras llega la decisión, la comunidad mantiene su movilización y el Ayuntamiento prepara alegaciones. “Lo primero es parar este expediente”, insisten.
El desenlace se jugará en las próximas semanas en el Parlamento y en Medio Ambiente.