Ramiro y la UNED de Tudela

La familia de la UNED de Tudela llora a Ramiro Giménez Cara

Con 97 años nos dejaba el que fuera ex director general de Sanyo en Tudela, un hombre comprometido con los demás y amante del conocimiento
Ramiro Giménez Cara junto a Luis Jesús Fernández Rodríguez
photo_camera Ramiro Giménez Cara junto a Luis Jesús Fernández Rodríguez

Tras el reciente fallecimiento de Don Ramiro Giménez Cara (Murcia 1923-Tudela 2021) quien fuera Director general de Sanyo en Tudela y alumno de la UNED con más de 90 años, Luis Jesús Fernández Rodríguez, director de la UNED en Tudela, nos hace llegar esta carta como despedida y a la vez homenaje, a quien Luis llegó a considerar más que un alumno, "su amigo". Un hombre entrañable, amante incansable del estudio y el conocimiento, al que le quedaba tiempo y fuerzas para ser voluntario de Cruz Roja entre otras muchas actividades.

Ramiro Giménez Cara afirmaba:

"No hay edad para dejar de estudiar, no hay edad para dejar de sentir curiosidad"

Ramiro y la UNED de Tudela

Algunas veces en la vida, una persona, con su ejemplo y sus actitudes, resume el sentido de las cosas.

Y esa persona, para muchos de los que trabajamos en la Universidad Nacional de Educación a Distancia en Tudela, ha sido Ramiro Giménez Cara.

Conocí a Ramiro como alumno de un curso que me tocó impartir hace años. Era ya un hombre de cierta edad, que no paraba de tomar nota de lo que se decía. Estaba atento, sonriente, disfrutando como si fuera la primera vez que aprendiera algo.

Creo recordar que aquel curso duró 10 horas. Pues bien, cuando quedaban solamente unos 30 minutos para acabar, levantó la mano e hizo una de esas preguntas que te hacen reflexionar y plantearte alguno de los argumentos propios que, a lo largo de la vida, has ido construyendo. El curso terminó, y vi que Ramiro, enjuto, levemente encorvado por su edad y con una enorme sonrisa, se acercaba a la mesa en la que yo había impartido dicho curso. Era de esas raras personas que iluminan los espacios. Con exquisita educación me preguntó si podía hojear dos libros, a los que había hecho referencia en la clase. Y encantado le dije que sí.

Me pareció que los miró con una cierta adoración y que tenía unas enormes ganas de leerlos. Me ofrecí a prestárselos, pero me dijo que los conseguiría por su cuenta.

Y empezamos hablar, primero del curso y luego de otras cosas. Y me di cuenta de que podía aprender muchísimo de él. 

Desde entonces, hemos coincidido muchas veces en los pasillos de la UNED, o en las escaleras, -las cuales subía casi más deprisa que yo-, o por la calle. Y siempre me intentaba parar a hablar con él -reconozco que de forma un tanto egoísta por mi parte- ya que disfrutaba mucho de su forma de ver la vida y de explicarla.

Pasaron los años y recuerdo que el año pasado, quisimos hacer un homenaje a los alumnos de UNED Sapientia (aula de mayores), a través de la realización y publicación en Youtube de una entrevista a Ramiro. Y es que, con sus 96 años, eran más de 40 los cursos que él había realizado en nuestro centro. Y seguía acudiendo de forma incansable.

En ella descubrimos a quien vió el video, que era políglota (inglés, francés, italiano, catalán e incluso japonés -tuvo que aprenderlo por motivos profesionales-) y que estaba estudiando alemán, que fue compañero de Carmen Laforet en las aulas de derecho de la Universidad Central de Madrid en el Casón de San Bernardo (por cierto donde empezó su actividad la UNED en España), que estudió literatura italiana en Perugia, que había vivido en Milán, en París, en Madrid… Y que desde 1966 pudimos disfrutarlo en Tudela…  

Y que aunque no era feliz del todo, porque había mucha gente que sufría (e intentaba paliarlo a través de un voluntariado en una ONG en Tudela), nos congratulamos al saber que se sentía un privilegiado.

Y quisimos saber el porqué de seguir “enganchado” a la vida a los 96 años a través del conocimiento

En esa entrevista, tras mi afirmación de que muchas personas a cierta edad “desconectan” del conocimiento, o incluso de una vida activa, y mi pregunta de por qué él no lo había hecho, con una cara de estupor por un lado y de contundencia en la obviedad que iba a decir, por otro, postuló: “no hay edad para dejar de estudiar, no hay edad para dejar de sentir curiosidad“.

Eso resume, como decía al principio, el sentido de la universidad: dar respuesta a personas como Ramiro, mi admirado amigo.

Y ese vídeo, obtuvo una repercusión muy importante. Tanto fue así, que varios medios de comunicación nacionales, e incluso internacionales, llamaron a la universidad para poder entrevistarlo. Cuando le llamé para transmitir el interés mediático, me dijo: “si a la UNED de Tudela le interesa, no tengo problema en hacer esas entrevistas, pero me siento abrumado”. Aunque no permitimos que esas entrevistas le abrumaran, de nuevo pude observar su generosidad, en este caso para con la UNED.

Esta mañana, Ramiro acudía, como desde hace más de 12 años, a su clase de UNED Sapientia. Y hoy, hoy, ya se quedó para siempre en la UNED.

En el momento de hacer públicos estos párrafos tengo que decir que aún a toda la familia de la UNED de Tudela nos embarga una cierta alexitimia, un estupor y una gran dificultad para entender cómo alguien así nos ha dejado. 

Queremos abrazar a su gran familia (tres hijas y un hijo con sus respectivas parejas, sus nietos y nietas, sus biznietas y resto de familiares, sus amigos, sus compañeros de tantos años en la UNED Sapientia… y todos aquellos que lo querían) y decirles que, paradójicamente, nos tranquiliza que falleciera haciendo lo que quería: aprender.

Luis Jesús Fernández Rodríguez
Director de la UNED en Tudela